lunes, 1 de octubre de 2012

Una buena compañía

Un asesino como los demás (135)

- Me permite que me siente, señor?
Don Angel Luis alzó la vista y vio a un caballero de mediana edad, estatura mediana, pelo muy corto, cabeza grande, cejas muy pobladas, ojos penetrantes y sonrisa XL, osea, grande y muy simpática. Hablaba correctamente el español pero con un marcado acento inglés de Gales. No pudo negarse a la petición porque el resto de las mesas estaban ocupadas.
- Sí, sí, siéntese usted.
A Frank Garret le pareció esta una ocasión genial para contemplar muy de cerca al hombre al que estaba espiando. En su muy larga carrera policial nunca había tenido la ocasión de cruzar unas palabras con un auténtico asesino en en serie, y eso que en La Gran Bretaña surgen de vez en cuando este tipo de bichos y los ha habido muy famosos
Para Don Angel Luis, náufrago en la isla, el extraño aquel era poco menos que una tabla de salvación, un guía inesperado que le ayudaría a salir del caos, alguien en quien confiarse para que le echase un cable. Y eso era lo que le había motivado al agente especial Garret, contando con la maravillosa ventaja de que la mesa del asesino era la única que contaba con una silla libre.

  ( Don Angel Luis estaba muy lejos de saber quién era su nuevo amiguito. Oh, cuántas veces charlamos con extraños en la calle sin percatarnos de quienes son realmente, pero nuestro asesino particular precisaba del calor humano en estos momentos )

- Vaya tardecita, eh?, esto es el diluvio.
- Debe ser normal en esta tierra - Respondió el hombre que sólo asesinaba en un país cálido.
- Sí, pero hoy más que nunca, je, je!
Enseguida se estableció una conversación superflua sobre la meteorología, zonas más lluviosas del mundo, zonas más soleadas, etc., etc. Mister Garret se hizo una reflexión muy propia de su oficio: Todos los delincuentes que había conocido tenían un algo que les delataba, pero los sicópatas eran insondables. Un buen sicópata podía trabajar como Papa Noel en una campaña navideña y resultar el más tierno y carismático de todos los papanoeles. Aquel hombre que tenía enfrente suyo no hubiese hecho sospechar ni al más meticuloso de los sicólogos de su condición de asesino frío y reiterante. Era tan sólo un sesentón cordial, un jubilado aburrido que agradecía que alguien se le hubiese acercado a conversar, aunque en esta ocasión se trataba más bien de un hombre angustiado por su desamparo en una ciudad desconocida tras haber sido repudiado por su hija.
Charlaron un poquito también obre el Barça, el Real Madrid, el United, el City... Mister Garret hizo gala de sus conocimientos de España y de lo español. Le dijo, y era verdad, que solía frecuenhtar la Costa del Sol y Mallorca.
- Se nota que habla usted muy bien mi idioma.
- Muchas gracias, pero no muy bien, aún necesito mejorar bastante, je, je!
Por supuesto, no le reveló que acudía un par de días a la semana a unas clases en el Instituto Cervantes y que su profesora de español era una tal Conversión Alegre.
El gran matador de incognito había desconfiando en un principio de su interlocutor, pensando que podría tratarse de un pícaro que se había acercado a él con la malsana intención de timarle, pero pronto se disiparon suws temores. El inglés le informó de las paradas de los autobuses que iban al aeropuerto, de las taxi ranks y de un alojamiento económico para pasar las dos noches. Le enseñó algunas frasecillas en inglés, que también se las escribió en un papelito, para que se defendiese en los autobuses, en el mostrador del aeropuerto y el la recepción del bed and breakfast. En fin, un ser providencial que iluminaba su oscuro e incierto deambular por Manchester.
La despedida fue con un fuerte apretón de manos. Don Angel Luis incluso le dijo eso tan español de "tiene usted una casa en España para cuando lo desée"
El agente inrformó rapidamente de este contacto a sus superiores y de la voluntad del "pájaro" de regresar a España. Otro agente se encargaría del siguimiento a partir de ahora, hasta que el enemigo público número uno del pueblo español pusiese el culo en el asiento de low cost de un avión con destino al continente, a España, al barrio del Divino Pastor.
Pero esta era la idea de Don Angel Luis?... Aún pensaba que podía seguir "inédito" en su país?

(Continuará)

4 comentarios:

  1. Me da que la verdadera novela empieza ahora

    ResponderEliminar
  2. ¡Atiza, Conver enseña español al poli! ¡Juas juas!
    Esto es divertidísimo, es usted una fiera de las tramas. Lástima no tenerlo en libro, ocuparía un sitio de honor en mi biblioteca.

    ¡Hasta mañana!

    ResponderEliminar
  3. Ya le dije hace tiempo que esto estaba empezando, señor de El Periódico, es un "comienzo eterno", je, je!

    ResponderEliminar
  4. No, Doña Leona, de honor no, de "horror", pero no por los crímenes precisamente, ja, ja, ja!

    ResponderEliminar