sábado, 13 de octubre de 2012

La gran coartada.

Un asesino como los demás (145)

"Vaya, ahora hace una pausa larga, la misma estrategia de "El Loco de la Colina" para que sus entrevistados dijesen alguna inconveniencia o se pusiesen nerviosos"
- Don Angel Luis, usted ha hecho el Camino de Santiago este verano, me equivoco?


  ( Camino de Santiago desde diversos puntos de Francia. No aparecen en este mapa otros tramos importantes como el Camino del Norte, Camino Primitivo, Camino de la Plata, Camino Sanabrés  o Camino Catalán, este último es el que realizó el señor director de El Periódico del Prat. )

- Sí, señor, como cientos de miles de españoles y extranjeros. Sin embargo, he de aclarar que sólo hice el tramo de León a Ponferrada.
Nuestro indefinible protagonista (sicópata, sicótico o sicohijopútico) también había pensado en la posibilidad de que Churriguera le relacionase con la muerte de la puerca murciana, es decir, que estaba preparado para "lo que le echase"
La butaca orejuda que aprisionaba a la agente voluminosa emitió un crujido estremecedor. "Verás, esta hija de puta termina reventando la butaca"
- Conozco muy bien ese tramo, caballero, porque yo también he hecho el Camino en alguna ocasión. Sabrá usted que la historia del Camino es muy larga y que muchos peregrinos han perdido la vida en él. - "Venga, suéltalo ya, carapolla" - Está usted al corriente de que una señora murió al despeñarse en un paraje próximo a Molinaseca?
- Sí, me enteré del suceso porque estuve muy cerca cuando ocurrió.
- Exacto, amigo, usted pernoctó en Riego de Ambrós y la tragedía ocurrió unos kilómetros más adelante. Es coincidente su llegada al albergue de Riego de Ambrós con la muerte de la señora Fuensanta. Discúlpeme si hiero su sensibilidad al decirle que he recabado información en los albergues desde León a Ponferrada y sé en cuales y en que fechas durmió usted. Comprendo si vuelve a repetirme lo de su inocencia, pero yo insisto en que es mi trabajo. Usted llegó a Riego de Ambrós con una tendinitis y fue atendido por un médico que se desplazó desde Molinaseca, cierto? - No aguardó a la respuesta - Dado que..., juguemos a detectives, señor Alegre, dado que el posible crimen sucedió unos kilómetros más adelante y usted no iba a pasar por ese lugar hasta la jornada siguiente, en caso de estar en condiciones para caminar, o varias jornadas después, en caso de tendinitis, debemos descartarle por tanto de sospechoso de asesinato.
- Usted me abruma, inspector, nunca se ha hablado de asesinato.
- Insisto, en el supuesto de que alguien hubiese... empujado a esa mujer.
- Bien, entonces a santo de qué viene este "alarde detectivesco"?... Tanto rollo para decirme que, en el caso de que hubiese sido un asesinato, yo no soy el sospechoso?
- El "alarde detectivesco" no ha terminado, señor Alegre. Mi mente está adiestrada para investigar y conjeturar en el terreno de la criminalidad. - "Qué listo es Churriguera!" - Se admiró la oprimida Felisa. Pero Don Angel Luis sabía hasta donde podía llegar el listo: "Ahora insinuará que yo la maté y expondrá mi coartada. Estoy empezando a aburrirme" - Digamos que el hipotético asesino deshace el camino andado, procurando no ser visto por los peregrinos que aún caminan hacia Molinaseca a pesar de lo avanzado de la hora, para lo cual el bosque le brinda una excelente cobertura y, de esta manera, evita el engorro de unos testigos que hubiesen declarado a la policía que le vieron caminar en dirección contraria a Molinaseca. Conseguido el retroceso ya sólo necesita llegar a Riego de Ambrós "procedente de El Acebo" y que le vean algunas personas. Y si a esa excelente coartada se le suma una tendinitis, pues miel sobre hojuelas!, nada difícil, por cierto, para un excelente fingidor. (El avispado inspector ha "reconstruído" fielmente los hechos. Capítulos 97 y 98) No me ha sido difícil elaborar esta teoría porque ya le he dicho que conozco el Camino.









Inició otro silencio largo, pero en esta ocasión Don Angel Luis creyó más conveniente interrumpirle.
- Alabaría su brillantez detectivesca, inspector, si no fuese porque me está utilizando como cobaya de sus fantasías noveleras. Ni el hecho de estar haciendo el Camino de Santiago implica que yo sea el asesino de una señora que se despeñó unos cuantos kilómetros más allá de donde yo me encontraba, ni el hecho de vivir en esta ciudad me convierte en el asesino en serie que ustedes buscan.
- Pero convendrá conmigo, señor Alegre, que hoy por hoy es usted el único sospechoso. Una señora le acusa insistentemente y se da el caso de que hay mucha sangre vertida en la zona en donde usted vive. Una señora muere en un despeñadero del Camino y también estaba usted allí.
- Al decir "allí" supongo que se refiere usted al Camino, señor inspector, y no al lugar del crimen. Nos resultaría muy desagradable a los dos que yo tuviera que denunciarle a usted por falsa acusación. Je, je!, perdone es una bromilla, había olvidado que sólo se trata de un juego detectivesco.
KRASH!!... La débil butaca terminó cediendo y la inmensa humanidad de Felisa Calvo se desparramó sobre las maderas rotas y la alfombra.

( Continuará )




2 comentarios:

  1. Un final de capitulo explosivo.
    A ver cuando podremos reiniciar el camino interminable hacia el fin del mundo.

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  2. Un final hecatómbico, je, je!
    Feliz semana!!

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