viernes, 21 de diciembre de 2012

Cómo se hizo o cómo lo hice.

Un asesino como los demás (1)






El no se sentía un asesino especial. Hombre de carácter modesto, gustaba de decirse a sí mismo que era un asesino normalillo. Don Angel Luis gozaba de la virtud de la humildad... ...

Así empezó el culebrón que ahora toca a su fin porque los lectores "pasivos" lo han querido y un servidor se ha distanciado mucho de otras obligaciones y hora es ya de volver a la realidad.

El culebrón, novelón o tostón nació con la idea de ser un folletín en episodios de muy pocas líneas que iría diariamente debajo del post de turno. Pero pronto me vi en la necesidad de emplear más texto para desarrollarlo, ya que empezó a ocupar más espacio en mi cerebro que las habituales notas sarcásticas que escribo desde hace años.

Dado el tiempo escaso del que dispongo en los cibers, decidí optar por una cosa u otra, el novelón o mis posts de siempre, y lo sometí a referendum. Votaron por el culebrón Leona Catalana, El Periódico del Prat y Agustín Sotos Lacruz.

La trama fue creciendo y dividiéndose en un montón de subtramas al estilo de los telefilmes o bestsellers literarios. Cada subtrama duraba una semana aproximadamente, algunas bastante más, e incluían "saltos" a otras subtramas para enriquecer la acción. ( Por ejemplo: Mientras seguimos a Don Angel Luis por el Camino de Santiago hay un momento con el Padre Glorialdo y los ultras y otro con Doña Purita y Felisa Calvo en un supermercado )

Es fácil recordar estas pequeñas historias que dan consistencia al hilo principal: "Redada en el Parque Virgen Santísima del Escorial"; "El asesinato de Ponciana Arteta"; "Don Angel Luis en el Camino de Santiago"; "Don Glorialdo y los ultras-Sur"; "El secuestro de María Cristina Peñaranda"; "Persecución de Rompetechos"; "Don Angel Luis en Manchester", etc. etc.





( Símbolo del Camino de Santiago y panorámica de Manchester )
Las musas hacen cosas muy raras. Hay personajes que los creas con urgencia para "rellenar un hueco" y luego "deciden quedarse" Es el caso de "Rompetechos" Necesitaba algo gracioso para cubrir un hueco en una escena que se desarrolla en la comisaría, y se me ocurrió que apareciesen dos polis llevando detenido a un tarado que había robado una moto y se saltaba los semáforos. Pero es que poco después volví a necesitarle y el personaje se convirtió en imprescindible. Leona Catalana me dijo que le aburría Rompetechos porque pintaba poco en la trama. Yo lo veía de otra manera, era un comodín, algo así como el payaso que salta a la pista a entretener al público mientras montan la jaula de los leones. De ahí que Rompetechos sea más esperpéntico que el resto de los personajes. ( Pido perdón a Ibañez por haberle puesto a mi personaje el mismo apodo que el de su entrañable monigote )





( Valdeminguilla y Rompetechos, los dos grandes payasos del novelón )

Todo lo contrario me ocurrió con Fulgencio Santoña "El Ful" y María Cristina Peñaranda. Nacieron con la idea de tener más protagonismo, pero luego me estorbaron. Así que escondí al Ful en Murcia hasta que se me ocurriese algo para él ( que luego no se me ocurrió, je, je! ) y maté a la escritora. Y esto precisamente me vino de perlas para poner a un sector de la población en contra del periodista Flabio Oriñón, dado que este la había humillado en una rueda de prensa.

Mi sistema de trabajo ha consistido en hacer primero borradores, escribiendo a toda hostia según iba fluyendo la acción en mi cabeza, y luego pasándolo a "limpio" en otro bloc, e incluso en el bloc de limpio seguía haciendo tachaduras y enmiendas. ( Hay ahora en el suelo, al lado de mi cama, 14 blocs de 50 hojas cada uno entre limpios y borradores )

Soy muy puntilloso porque conozco mis limitaciones. No me considero un buien escritor y por eso tengo que currármelo mucho, y aún así sé que tiene que haber muchas faltas. ( En una crítica que apareció en una revista gallega de mi thriller "Camino de locos a Santiago", dijeron que tenía muchas faltas "morfosintácticas" Con toda seguridad que las sigo teniendo. Pero yo me hice mi novela sin pasar por la supervisión de un agente literario ni dejar el texto en manos de correctores de editorial )

Al pasarlo al ordenador sigo corrigiendo, aunque en muchos casos es misión imposible porque todavía no tengo muy claro en dónde va una coma, un punto, un punto y coma... A veces me dejo llevar por la "estética" o la intuición y lo adorno con signos de admiración y puntos suspensivos. ( Al crítico gallego le debió parecer un "circo morfosintáctico", je, je! ) Sé que no sirve como disculpa, pero he leído en varias ocasiones que hay "escritores consagrados" con muchas faltas de ortografía. Claro que, cuando su trabajo llega a los ojos del crítico, las faltas ya se las han corregido.

Google me ha servido para hacer más vistoso cada episodio, un lujo que no te puedes permitir en una novela de papel porque la edición saldría carísima. Por el culebrón han pasado imágenes de policías estrambóticos, mujeres obesas, paisajes, gatos, chalés, payasos, helicópteros, ministros, belenes... y muchos cuchillos ensangrentados, ja, ja, ja!






No soy un escritor "profundo", sé que no están bien definidos los personajes. Lo mio es un esperpento o una tira de cómic con situaciones alocadas que se inspiran en la realidad y la distorsionan. Nunca me he planteado si Felisa Calvo es un alma noble o una hipóctrita, si Doña Purita es más intuitiva que inteligente... Ni siquiera me he molestado en "sicoanalizar" al protagonista. Me preocupan más la acción y sus efectos cómicos que el mundo interior de los personajes. Mi prosa es humor o pretende serlo, humor negro o corrosivo con algunas dosis de ternura.

El apellido "Alegre" lo repesqué del protaganista de mi novela "Camino de locos a Santiago": "Don Santiago Alegre Caminero". Muchos apellidos son nombres de pueblos costeros del norte de España. "Castro Allendelagua" es la unión de la primera palabra del nombre de mi pueblo: Castro Urdiales, y un pueblecito de su término municipal: Allendelagua. Oriñón y Mioño son también pueblos castreños. Santoña es el pueblo en donde nacieron Juan de la Cosa y Carrero Blanco. Górliz y Santurce pertenecen a la costa vasca. ( Górliz es el pueblo de mi familia paterna ) Cabruñana es un pueblecito asturiano del Camino Primitivo de Santiago en donde fui maravillosamente atendido. Lopategui es mi tercer apellido y Serranillos el nombre de un restaurante que había en la Calle Juanelo de Madrid, cerca del Rastro, en dónde yo solía comer de joven, y es a su vez el nombre de un pueblo.





( Castro Urdiales, Oriñón y Górliz, tres bellísimos lugares del Cantábrico )

La historia se ha desarrollado en "tiempo real", lo que me ha permitido mezclar la ficción con unas gotas de actualidad política, deportiva o de ambiente social esperpéntico, ( versus: el rey cazador de elefantes ) haciendo que el disparatado mundo de lo imaginario vaya parejo a los disparates de la vida imaginaria.


Y esto es todo lo que se me ocurre contar. Sigo aquí hasta mañana para responder a los comentarios que surjan y luego desapareceré hasta mediados de Enero. Volveré con un post para anunciar mi nuevo blog y consiguiente seudónimo.

Un millón de gracias por todo a mis queridos lectores!!