viernes, 19 de octubre de 2012

Chupadas en la noche

Un asesino como los demás (150)

Manolín necesitaba de la colaboración de El Tordo para su siguiente operación. El famoso "Tordo" era el golfillo con el que más se sentía identificado el nieto de La Bestia. ( Anterior correría de Manolín y El Tordo en el capítulo 117 ) Gracias a su amiguete contaba ahora con un spray de grafitero para llevar a cabo su acción nocturna. El hermano mayor de El Tordo era grafitero. "No se dará cuenta, tiene muchos", dijo el ladronzuelo fraterno.
Manolín salió de su domicilio con mucho sigilo, llevándose en el bolsillo las llaves de su madre, las de casa y las del portal. (Doña Encarni dormía con somníferos desde que empezó el lío de su padre) Para realizar esta acción se valdría él solo, como cuando atentó contra el coche camuflado de la pasma; además, El Tordo no podría haberle acompañado porque en su familia numerosa siempre había alguien alerta por la noche, o bien tragándose cualquier rollo de la tele, o bien asaltando el frigorífico, y el abuelo se levantaba cada media hora a mear. La cosa es que el abuelo era un cabrón porque tenía su orinal en la habitación, lo hacía por joder, porque sabía que el Evaristo, el hermano mayor de El Tordo, el grafitero, se hacía pajas en el vater.
Sigilosamente salió del portal y sigilosamente caminó por la acera de los nones durante un rato. El sigilo debía ser extremado porque a estas horas de la noche no era normal que un niño anduviese solo por la calle. Al detectar la presencia de algún noctámbulo se ocultaba entre los coches o contenedores o corría a acurrucarse junto a algún portal. En su pequeña mochila llevaba una careta de Batman y el spray. En el caso de que algún coche de la bofia le sorprendiese, se pondría rapidamente la careta y emprendería una huída velocísima. Confiaba mucho en su calidad de esprinter, dado sus éxitos anteriores.







Torció por la tercera calle a la derecha y llegó hasta una coqueta plazuela presidida por una soberbia estatua "En homenaje al literato Iñaki Zurbano" Siguió por la calle lope de Vega (otro literato) y en cosa de diez minutos pasó frente al colegio público Comandante Che Guevara, que aún mantenía su ofensivo nombre pese a las reticencias del PP ( Se rumoreaba que el señor De Guindos ya estaba en ello) Y siguió por la acera de los pares del Paseo de los Olmos, ya directamente a su objetivo.

Sigilosamente también se movía otro pajarraco nocturno, el orate Crescenciano Cano, animadísimo ante la posibilidad de que esa noche fuese la definitiva. "Esa cerda no tiene derecho a seguir viviendo", desvarió el loco mientras acariciaba el mango del cuchillo caminando en dirección a la mezquita. Dos calles más allá de la imprescindible mezquita arrancaba la carretera que conducía al polígono industrial Infanta Cristina de Borbón.
Se detuvo alarmado en el momento en que pasaba junto a la mezquita y sintió una presencia cercana. La nubes cubrían la Luna. Manolín también se asustó, primero al oír los pasos del recién llegado y luego al no oirlos. El intruso se había detenido súbitamente. Manolín también dejó de grafitear. Y en el instante mismo en que el rapaz iba a salir corriendo, el espectro reemprendió la marcha. Vio su silueta alejándose hacia el Paseo de los OLmos y respiró aliviado.
"Era un enano o un niño? - Se preguntó el asesino novato. - "Qué coño estará pintando?, marranadas, seguro!"

A la mañana siguiente, policías y ciudadanos se encontraron con dos desagradables sorpresas. En el polígono industrial Infanta Cristina de Borbón apareció el cadáver horriblemente mutilado (es una expresión típica de las crónicas de sucesos, pero se ajusta a la realidad porque estaba horriblemente mutilado) de Basilisa Calvo Delgado, alias "Flora", sin domicilio conocido (Oveja negra de su familia y hermana mayor de la agente Felisa Calvo, aunque no se hablaban desde hacía quince años) La descarriada Flora había muerto con las botas puestas, haciendo lo habitual de cada noche, arrodillada ante un hombre malo.
La otra noticia desató las iras de la población musulmana del mundo entero, pues enseguida se corrió la noticia por Internet. En la pared de la mezquita habían escrito en grandes caracteres: "Mahoma me chupa la pilila"

( Continuará )

4 comentarios:

  1. Este capitulo dara que hablar, en cuanto lo lean en Afganistan, jejeje

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  2. Esos "valientes" igual me confunden con una niña de catorce años y me disparan. Que se metan a su Mahoma por el ojete.

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  3. ¡Qué barbaridad!, todos están conectados de un modo u otro.
    Manolín es capaz de montar un conflicto diplomático él solo, ¡uf!

    Voy para arriba.

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  4. Basado en la más pura realidad, Doña Leona, porque el de la película que ha ocasionado tanto follón debe tener el cerebro de un niño.
    Feliz lunes!
    (Siento leerla tan tarde, pero ya sabe que la tarde del sábado y el domingo entero no dispongo de internete)

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