viernes, 31 de agosto de 2012

La policía está ciega?

Un asesino como los demás (112)

  Fue recabando más datos sobre aquella extraña movida policial. Supo que la ONCE había intentado querellarse contra la Policía, pero que los buenos oficios diplomáticos del Jefe abortaron el intento. Supo que el asesino se movía por una zona concreta de la capital y que iba acompañado por dos nietos de corta edad. Qué casualidad, lo mismo que decía aquella señora a la que tomaron por loca. No le iba a ser difícil conseguir el teléfono de la señora, pues lo tendrían en Tele 10, pero ahora era más importante para él la agente Felisa Calvo. Su cabeza era una máquina de elucubraciones: "Veamos, es imposible que un ciego haya asesinado a 19 mujeres... o se trata de un nuevo genio en el "arte de matar" Supongamos que el sujeto se está haciendo pasar por ciego para evitar a la Policía. Por qué, entonces, el Jefe de Policía ordena identificar a todos los ciegos?... No me imagino a un simulador clavado en una esquina todo el santo día vendiendo cupones.

  "Necesito urgentemente entrevistarme con esa tan Felisa Calvo, la agente que ha visto al asesino. Ella podría aclararme algunas cosas"
Para Flabio Oriñón era importantísimo entrevistarse con la mujer que conocía la cara del asesino, la misma mujer que había provocado que se organizase la "caza de ciegos" que estaba teniendo lugar en estos momentos.
Otras interrogantes rondaban por la cabeza del periodista: Cómo era posible que no hubiese sido atrapado aquel monstruo teniendo en cuenta que habían sido localizados sus movimientos ( o eso se suponía, aunque él ya dudaba de todo ) en un radio relativamente pequeño de la city.
Flabio Oriñón había seguido el caso desde su comienzo y se le hacía muy cuesta arriba la idea de que el asesino pudiese seguir impune durante tanto tiempo. Este gigantesco despropósito (19 vidas eliminadas y no se contaba la del Camino de Santiago) hablaba por si sólo de una mente muy inteligente, grandes dosis de buena suerte y la colaboración inestimable de una policía muy chapucera. (Ver capítulo 55, "Un cadáver muy muerto y un asesino muy vivo") Se había vuelto ciega la policía?... La única explicación del desastre es que estaba originado en la mala gestión de los dos jefes policiales, tanto del anterior como del actual?... O había que especular con teorías más soterradas: Acaso el asesino era un miembro de la familia real, un obispo con doble personalidad...?
Llamó por enésima vez al número de móvil que le había facilitado otro de sus confidentes, el número de Felisa Calvo.
- Dígame.
"Por fin!"

( Continuará )

jueves, 30 de agosto de 2012

Super Periodista al acecho.

Un asesino como los demás. (111)





- Uy, pues a mi me hace una ilusión enorme, hija!, podemos ver a los famosos de cerca, fíjate tú! - dijo Teresita loca de contenta - Claro que a ti a lo mejor no te hace tanta ilusión, como ya estuviste en la televisión y fuiste un poco famosa!
- Ya, ya, - respondió Doña Purita - pero los famosos de ahora podrían ser nuestros nietos, esos chicos tan jóvenes que cantan pegando brincos y poniendo caras raras, quita, quita, qué mareo, hija mia!... Bueno, en todo caso los nietos de las que habeis estado casadas, de las viudas como tú, porque yo me quedé soltera pero decente, y en aquel tiempo ser soltera decente quería decir que había que tener a los hombres a raya.
- Hija mia, pues a mi me hace ilusión ver a los famosos de ahora. A los famosos de nuestro tiempo ya no vamos a poder verlos. Imagínate tú en dónde estarán ahora Jorge Sepulveda, Carlos Gardel, Antonio Machín, Luis Mariano...
- Criando malvas, hija, criando malvas!
- Oye, pero todos los famosos no son jóvenes, igual nos encontramos con la Duquesa de Alba o con Carmen Sevilla!
- Pues igual.
- Que las dos son muy simpáticas, eh?
- Pues a mi me hace más gracia Lina Morgan. A la Duquesa de Alba a veces no la entiendo lo que dice. Pues una de las veces que me estuvieron entrevistando por lo del asesino, me encontré en un pasillo con Bertín Osborne y Cañita Brava. Los famosos son muy distintos unos de otros, hija, se parecen más entre ellos los japoneses.
- Ya, y los chinos.

       ( Carmen Sevilla, Duquesa de Alba y Lina Morgan, tres famosas de los tiempos de Doña Purita y Teresita )

Doña Purita y su amiga Teresita se habían apuntado a una agencia de esas que surten de público a los programas de televisión. Ultimamente se estaban distanciando bastante de la "Iglesia de la Felicidad Eterna, Sí, Gracias" (F.E.S.G.) su anterior distracción de personas mayores. Desde la muerte de Goyita su fe ya no era la misma ( Ver capítulo 75, "Las horas finales" y 76, "Muerte en la oscuridad") pero seguía cayéndoles muy bien el Amado Maestro Salvador Guardiola, y por nada del mundo pensaban perderse el final del mundo en Bugarach, tierra francesa de los cátaros, lugar en donde los "elegidos" se embarcarían en las naves alienígenas salvadoras el 21 de Diciembre del año en curso, 2.012 de la Era Cristiana, para trasladarse a un lugar de los confines del Universo a donde jamás podrán llegar las naves Voyager, muestras vergonzantes de la torpe tecnología terrícola.
A Doña Purita lo que no le gustaba, y esa era una de las razones por las que asistía con menor frecuencia al culto de la Felicidad Eterna, era tener que soportar al pesado del Paco con su teoría de que los policías no podían ver al asesino en serie porque este se volvía invisible ante los no elegidos. "Uy, que hombre más tostón, Dios mio!" La iba a venir de maravilla darse otro garbeo por las televisiones.


    - Ayer le tocó a Magdaleno. Bueno, a él y a otros. Es ese hombre que vende cupones en la boca del Metro República Bolivariana de Venezuela. Fue humillante porque le hicimos quitarse las gafas delante de todo el mundo. En fin, eran órdenes, pero jode. Yo creo que al jefe de ahora le falta un tornillo. El de antes era un mafioso y este es un pirado.
- Y en qué se basa el jefe para buscar al asesino entre los ciegos?
Oriñón intentaba sonsacar el máximo a Malagón. Después contrastaría estos datos con los que le procurarían sus otros policías confidentes.
Si el olfato no le engañaba, y raramente le engañaba, había dado con un filón periodístico: El nuevo jefe de la policía buscaba al asesino en serie de ancianas entre los cuponeros de la ONCE.
Siguió chivándose Malagón:
- Uno de nuestros agentes creyó reconocer al asesino en la persona de un ciego que vio en la calle.
- Osea, que se ajustaba al retrato robot que se hizo en su día.
- Bueno, no exactamente, esta agente conoce en persona al asesino, lo vio un par de veces cuando aún no había sido identificado.
"Un auténtico filón, esto es mucho más de lo que me imaginaba!"
- Malagón, quiero ya el nombre de esa agente.
- Eh... ya sabes que me arriesgo a...
- Déjate de gilipolleces, tío, sabes de sobra que no cito las fuentes y que soy muy generoso con quienes me ayudan.
- Felisa Calvo.

( Continuará )

miércoles, 29 de agosto de 2012

Katakrass!!

Un asesino como los demás. (110)

Reproduzco a continuación la noticia aparecida en El Diario Noticioso del miércoles 29 de Agosto de 2.012. Tal noticia nos sirve para situar a uno de nuestros más entrañables personajes.


Intento de robo termina en tragedia.
Tres alunizeros en estado muy grave tras irrumpir a excesiva velocidad en una peletería.



"Se trata de un suceso tan inquietante como disparatado el que tuvo lugar ayer en una boutique peletera de la cadena "Amadas Pieles", Calle Peregrino Valdivieso 184. Tres delincuentes habituales especializados en atracos con intimidación y alunizajes espectaculares, resultaron heridos de gravedad al colisionar violentamente contra un muro interior del establecimiento tras introducirse en este por el escaparate a una velocidad excesiva. Los heridos son Leonardo Carretero Diéguez "El Chepa", de 54 años, Urbano del Campo Setares, "El Mosca" de 19 años, y Bernardino Miranda Orejón, "Rompetechos", de 61 años. Este último era el conductor del vehículo y se da la circunstancia de que estaba en busca y captura tras su evasión con otros dos reclusos (Aún no capturados, "El Profesor Merlíng" y "El Ful") cuando eran trasladados a otra prisión en un furgón policial.
"Rompetechos", que aún estaba consciente cuando fue rescatado del interior del vehículo, les dijo a los policías que aquello era un acto de expropiación en nombre de la Tercera República. Después pronunció unas palabras ofensivas en contra de la monarquía borbónica, que nos abstenemos de reproducir aquí por respeto a nuestros queridos lectores"



( Bernardino Miranda "Rompetechos", un superviviente nato a pesar de sus carreras suicidas.  La gran pregunta es si también conseguirá salvarse en esta ocasión )

Como habrán comprendido los lectores de Un asesino como los demás, Rompetechos sucumbió ante la tentadora oferta que le hizo El Chepa. El problema, y consiguiente desencadenante de la tragedia, fue que El Chepa no quiso ver que Rompetechos veía menos que Pepe Leches o que el Rompetechos de Ibañez, y eso a pesar del susto que se llevó en la autovía, pero todos sabemos que los delincuentes habituales son muy osados y por ello se convierten en carne permanente de prisión, o, como en el caso presente, de hospital.
Bernardino Miranda "Rompetechos" hacía siglos que no conducía por la noche. El coche afanado para el robo era un Austin último modelo, un coche de gran potencia que se ponía a tope con sólo acariciarle el acelerador. Y el jovenzuelo contratado, El Mosca, un inmaduro amante de los motores rugientes, le animó al semiciego a que hiciese un alunizaje de película de acción de Hollywood. En fin, todos los ingredientes para acabar la aventura con un hostión de padre y muy señor mio.
Un día después del suceso, el pronóstico de los tres heridos seguía siendo de suma gravedad.

     ( Bajo este hermoso cielo azul del Mediterráneo descansa El Profesor Merlíng a la espera de la gran oportunidad mediática que le rehabilite ante los ojos de la sociedad. Bajo este hermoso cielo azul, pero bajo techo )

El Profesor Merlíng continuaba oculto en el apartamento de su amiga la bruja Apolonia en Marbella. Esta se llamaba realmente Benita Colindres y era de Santoña, un pueblo cántabro famoso por sus anchoas, Juan de la Cosa y Carrero Blanco. Apolonia no estaba fichada ni se conocía que conociese al Profesor Merlíng, por lo cual el refugio era absolutamente seguro mientras no le sorprendiese algún vecino, cosa que no ocurriría jamás porque el vidente ni se asomaba a las ventanas.
Sus conversaciones con Florialdo Saturce se realizaban a través de teléfonos móviles no conocidos por los investigadores policiales.


- Debes tener paciencia, Ubaldo, mucha paciencia.
- La tengo, pero el tiempo corre. Mira, ya ha caído el pobre Rompetechos.
- Bueno, tú ya sabes que ese tipo de gente se pasa la vida entrando y saliendo de la cárcel. Tu caso es distinto, Ubaldo, tú eres una víctima de la política, o más exactamente de la anterior política mafiosa del anterior jefe de la policía. Eres una víctima como Julián Assange, el de Wikileaks, y ambos debeis resistir en vuestros refugios.


   ( Julián Assange, otra víctima como el Profesor Merlíng. Quién de los dos saldrá primero airoso y triunfante de su ignominioso encierro? )

- Ya, pero yo no tengo medio mundo a mi favor como Julián Assange.
- Coño, me tienes a mi y a Flabio Oriñón!, y pronto tendrás otra vez a tu público. Escúchame bien, Flabio me ha dicho que está investigando unas sospechosas maniobras policiales. Cuando tenga toda la información que necesita, va a emprender una campaña de descrédito contra el jefe de policía. El recuperará su buena imagen de comunicador social, la que siempre le ha acompañado gracias al gran talento periodístico que tiene, y entonces podrá hacerte esa gran entrevista espectáculo que tú necesitas. Todo es cuestión de tiempo.
Ubaldo oyó que se abría la puerta de la calle y a continuación una voz, la voz que le acompañaba en sus días y noches de clandestinidad.
- Con quién hablas, cariño?
Era su amiga Apolonia o Benita.

( Continuará )

martes, 28 de agosto de 2012

La angustia de Felisa Calvo

Un asesino como los demás (109)






- Te tengo que dejar ya, Purita, que mi Bimba me está reclamando la comida.
- Uy, a ver cuando la pones a dieta, querida, que esta gata tuya está muy gorda.
- Ay, hija, cómo se ve que a ti no te gustan las gordas, ja,ja,ja,ja!


Fernández le hizo a una niña un perrito de color rosa, el color favorito de aquella pequeñuela, la cual puso tal cara de satisfacción que daba la impresión de ser lo más maravilloso que le habían regalado en su vida. Su madre le compensó al simpático globero globofléxico con un euro y una sonrisa. "Las ganancias son para el colegio de huérfanos de la policía, nada de lucro personal"- les había advertido el Super Jefe - "Ni se les ocurra desviar los fondos a sus cuentas" Y el caso es que lo dijo en serio. A la niña se le explotó el globo pocos minutos después, quizá para que se fuese acostumbrando a las ingratitudes de la vida. A Sotillos le abordó un municipal ceñudo advirtiéndole de que si se quedaba fijo en un punto de la calle le quitaba el género. "Circule, circule!" (Se le ocurrirá a Rajoy grabar con un impuesto especial a los artistas callejeros y a los mendigos?) Ambos ponían todo su empeño en no perder de vista la torre móvil que les guiaba. Si antes fue el culo portentoso de Calvo la referencia, ahora era el rascacielos Guarromán.
"Qué colonia más fuerte se pone este hombre, Dios Santo!" - pensó Doña Purita - "Cómo es posible que me llegue el olor estando yo tan abajo?!"
Euklogio Guarromán siempre había sido muy coqueto, quizá para suplir su fealdad. Era el típico feo resultón, y eso que carecía de locuacidad e ingenio, pero muchas mujeres lo encontraban interesante por su carácter reservado, y hasta les resultaba simpática su cara de buitre al acecho. Y la rumorología le atribuía excelentes aptitudes de amante. Guarromán jamás estuvo casado porque detestaba la monogamia.





Felisa Calvo y los hombres.

La atribulada Felisa se movía mucho en la cama aquella noche, pero no por actividad sexual. La angustia y la desesperación la embargaban. De ser la heroína de la reunión de policías había pasado a convertirse en objeto de risión. No era tonta y advirtió que tras los rostros prertendidamente graves de sus compañeros se ocultaban los esfuerzos por ocultar la risa. Y el hecho de que el imbécil de Valdeminguilla estuviese junto a ella, les había recordado la imagen risible de "la gorda y el flaco" Valdeminguilla, como tantas otras veces, había sido el detonante de la catástrofe. Y el Jefe les había castigado a los dos a una semana sin sueldo. Pero su estado de angustia, el que ahora la impedía conciliar el sueño (y que había provocado que Pelayo se instalase en el sofá) tenía otros detonantes: Se angustiaba ante la idea de que Florencio lo estuviese pasando verdaderamente mal por su culpa. Florencio era un buen tío y ahora se veía obligado a sobrevivir otra vez en la calle, durmiendo en portales o en pensiones de mala muerte, y de ningún modo se merecía que ella se hubiese exhibido ante él con su nuevo amante. También estaba angustiada por su relación con Pelayo. El minero se estaría pensando que era una gruñona y una estrecha.
Amaba realmente a Pelayo como ella creía que le amaba?... Cómo se comprendía entonces aquella súbita pasión por el inspector Molina?... Por más que intentase reafirmarse en su amor por Pelayo, se sentía turbada en presencia de Molina. Pensaba en su cara, en sus ojos y se estremecía. Y Molina?... sentiría el inspector algo por ella?... Aquella mirada suya tan fija, tan penetrante, lo mismo la desconcertaba que la atrapaba como la tela de araña a una mosca. Miraba así Molina a todo el mundo o sólo a ella?
A la gente le causaba gracia su gordura, pero los hombres siempre la habían deseado, y ella siempre se había sentido vulnerable. Era todavía una jovencita recién ingresada en la policía, cuando un poli feo pero seductor se la llevó al huerto. Fue su primera experiencia, su primer amor y su primer desencanto amoroso, y todo en un tiempo muy breve. Aún no entendía de hombres y mucho menos de ligones hiperactivos, y quizá fue el ejemplo de Guarromán lo que la llevó a ser tan promiscua como él.

- Serpiente nauseabunda!, bicho diabólico!, arpía repugnante!... Muere!, muere!, muere!
Vaya, lo que le faltaba para redondear la noche toledana. Al loco de la buhardilla de arriba le había vuelto a dar la crisis. Aquella monja tan amable, Sor Auxiliadora, le pidió un día que fuese tolerante con él porque sólo era "un pobre enfermito" Era fácil hacerla caso cuando el sueño te atrapa y no te enteras de nada. Pero, en sus actuales circunstancias, los berridos del loco contribuían a aumentar su angustia.
Crescenciano Cano acuchillaba una foto en blanco y negro en la que se veía a su madre posando ante la fachada de una iglesia junto a un niño de primera comunión que era él.
Y Pelayo dormía a pierna suelta, ajeno a la angustia de Felisa y a la locura de Crescenciano.

( Continuará )

sábado, 25 de agosto de 2012

Reunión surrealista de polis

Un asesino como los demás (108)



El imprevisible Valdeminguilla sentía una envidia enorme, muy sana y profesional envidia, por supuesto, hacia su compañera Calvo por el protagonismo que esta había adquirido.
Calvo carraspeó antes de dirigirse a la policial audiencia.
- Ejem... El presunto asesino en serie se hace pasar por un ciego. Quizá ha recurrido a este disfraz porque su imagen ha sido muy divulgada en los últimos meses. Lleva unas gafas oscuras de lentes enormes y un bastón blanco.
La costó un gran esfuerso dirigirse a todos sus compañeros evitando que sus ojos se encontrasen con los del inspector Molina. Y se sintió ridícula y patética tras el azoramiento.
- Gracias, Calvo. - Retomó la palabra el Super Jefe. - La agente Calvo ya le ha hecho una descrpción a nuestro dibujante para que confeccione un retrato del "ciego" Los chicos de la informática también están en ello. La agente Calvo acaba de decirnos que puede tratarse de un camuflaje del asesino, pero yo me pregunto: Y si el asesino ha llevado su enmascaramiento hasta el extremo de estar haciendo de ciego incluso en su vida privada, es decir, de cara a sus vecinos, tenderos, etc.?, lo cual nos estaría dificultando muchísimo la investigación. La pregunta va para usted, inspector Churriguera: Ha entrevistado a algún ciego que obedezca al perfil que tenemos del asesino?
A Churriguera le costó asimilar la pregunta, le parecía abstracta. La respuesta más fácil hubiese sido: "en el perfil que tenemos del asesino no consta que sea ciego" Pero prefirió ser respetuoso:
- No, señor, todos mis interrogados ven perfectamente.
- Pues ahora es necesario que interrogue a ciegos porque puede que nos encontremos con alguno que "no ve perfectamente" Llame a la ONCE y que le proporcionen un listado de los invidentes que viven dentro del triángulo, y observe bien si alguno está fingiendo la ceguera. Si son muchos los ciegos, enviaremos más inspectores. Qué opina usted, Molina?
El inspector Molina estaba pensando que al Jefe se le había calentado demasiado la sesera, pero fue correcto en la respuesta:
- Me parece una medida muy acertada, Señor.
El inspector Argoitia llevaba un rato dándole vueltas a lo mismo: "Por qué está tan segura la agente de que el tío es el mismo que vieron la otra vez?... No dice que "lleva unas gafas oscuras de lentes enormes".?.. Y se permitió una ironía machista: "Intuición femenina?" (Ah, amigo, intuición femenina o no, la agente estaba en lo cierto!)
El agente Malagón, un andaluz más cahondo que Los Morancos de Triana, se hizo una reflexión muy atinada: "Aquí estamos todos muy majaras, desde el Jefe hasta el camarero"
En ese momento, Valdeminguilla empujó con su codo izquierdo sin querer (estas cosas todos las hacemos sin querer, incluso Valdeminguilla) la taza de café de Calvo, y esta fue a caer encima de la entrepierna de la susodicha, lo cual la provocó un grito y después mucha rabia y vergüenza. "No tenías que haber salido de los retretes, tarado!" Y lo peor es que la estaba mirando todo el mundo, empezando por el inspector Molina y el Super Jefe.
- Perdón, perdón, perdón, perdón...! - balbució muy nervioso Valdemiguilla.
Y el colmo de los colmos llegó cuando, en su azoramiento, intentó secar con un servilleta el café que le había caído a Calvo en salva sea la parte de su abundante anatomía. Calvo ya no se pudo aguantar y le propinó un soberbio puñetazo en el mentón que hizo girar al esmirriado como si fuese una peonza y dar con sus frágiles huesos en el suelo.
"Hala, el payaso ya ha hecho su gracia y ha recibido cumplida respuesta de la mujer Sansona" - sentenció el cachondo Malagón tapándose la boca para que no le viesen sonreír.
"El espectáculo continúa, pasemos ahora a la siguiente gilipollez del Super" - apuntó para sus adentros el inspector Molina.


Doña Purita, Guarromán, Teresita y Don Angel Luis.

Doña Purita estaba contentísima con su nuevo escolta. El agente Guarromán no iba comiendo por la calle, ni fumaba, ni se tiraba pedos. Además olía a colonia masculina. Una bendición de escolta. No se parecía en nada a la gorda grosera, ni tan siquiera físicamente, pues Eulogio Guarromán era alto, desgarbado y de nariz aguileña. Era feo como un demonio pero respetuoso y nada hablador. Por su altura e inclinación delantera daba la impresión de llegar mucho antes a los sitios con su pico de aguila que con sus pies.
La cosa es que Doña Purita se sentía protegida y muy bien tratada por aquel metódico y disciplinado policía.
Habló bajito por el móvil para que no se enterase Guarromán.
- Mira, Teresita, si el asesino intentase acercarse otra vez a mi , se iba a llevar un susto tremendo al ver a mi guardaespaldas.
- Ay, hija mia, qué suerte tienes, yo también quisiera un gorila para que me espantase a todos los pedigüeños y drogadictos que se acercan a molestarme. Qué cruz, hija mia, qué cruz!

  
Don Angel Luis observaba con los prismáticos a la vieja y a su nuevo escolta. Al lado del gigantillo, ella parecía una enana.
A corta distancia les seguían Sotillos y Fernández caracterizados de vendedores callejeros en movimiento. Sotillos vendía pistolas alienígenas de hacer pompas de jabón y Fernández globos de globoflexia. Ambos iban haciendo demostraciones para darles credibilidad a los personajes. Mientras Sotillos impregnaba la atmósfera de jabonosas y transparentes pompitas, Fernández "creaba" sables y perritos falderos en serie.
"Y hay quien piensa que el mundo no es divertido!" - Se dijo con su sonrisa asesina Don Angel Luis.

( Continuará )

viernes, 24 de agosto de 2012

Planes de venganza. Planes de captura.

Un asesino como los demás. (107)

  Crescenciano Cano acuchilló con saña el retrato de su difunta madre, Doña Berciana.
Crescenciano vivía solo en una humilde buhardilla de renta antigua, muy cerca de la parroquia del Divino Pastor. Vivía pobremente con la raquítica ayuda que le habían concedido hace muchos años tras un diagnóstico que le etiquetaba para la sociedad como "esquizofrénico". Tras fallecer sus dos hermanos mayores, los únicos seres queridos que le quedaban, aunque le querían muy poco, ambos solteros y sin descendencia, Crescenciano se quedó más sólo que la una en este mundo traidor, si exceptuamos las visitas que le hacía una vez por semana su visitadora social: Sor Auxiliadora. Y en la mente confusa de Crescenciano todo el mundo era enemigo suyo, pero en los últimos tiempos le afectaban más ciertos fantasmas del pasado, especialmente la que él llamaba "mi puta madre"
Doña Berciana fue una zorra repulsiva, así como alcohólica, cleptómana y tartamuda, que permitió que su nuevo marido, a efectos padrastro de Crescenciano, abusase de él. Anastasio Hornillos también era pederasta, además de alcohólico como ella, pero Crescenciano la odiaba más a ella por haberlo permitido.
Volvió a acuchillar el retrato aunque ya no se distinguía a su "puta madre" No le importaba porque en varios cajones de un apolillado armario había muchas más fotos.
Pero Crescenciano aspiraba a hacer algo mucho más importante, algo que determinase una justa venganza contra el género femenino. Las odiaba!..., odiaba a las muy malvadas mujeres por ser la perdición de los hombres y de sus hijos. A este extremo había llegado el cerebro herido de Crescenciano tras años de soledad y desconfianza hacia todo bicho viviente.
Crescenciano Cano Uribetxeberría admiraba al asesino de ancianas y quería ser como él.
Abrió un cajón y sacó una foto en la que aparecía su madre, ya muy anciana y enferma, pocas fechas antes de morir.
- Vas a morir acuchillada, serpiente, que tú eres una serpiente!



Los policías convocados se sentaron en torno a la mesa del Jefe Superior Lopategui Serranillos. Allí estaban los inspectores Molina, Argoitia y Churriguera, todos con la seriedad requerida para la ocasión, y los agentes López, Calvo, Malagón y Sanchidrián, incluyendo un "invitado especial": el agente Valdeminguilla. El Super Jefe le había levantado el castigo temporalmente para que les sirviese los cafés. (No autorizó los cruasanes porque ya eran las 12 del mediodía)
- Hay un aspecto que cada vez está más claro, - empezó a hablar el Super pasando de prólogos y saludos protocolarios estériles - nuestro hombre se mueve dentro de un espacio no muy grande de la ciudad. Aparte de los tres asesinatos que ha cometido dentro de esta zona que el inspector Molina nos mostró en forma de triángulo, se da la circunstancia de que ha sido visto en tres ocasiones también en la misma zona; la última, suponiendo que efectivamente se trate de él, y yo tengo la intuición de que sí, fue ayer mismo, y fue visto por la agente Calvo. - Todos dirigieron la mirada a la uniformada Felisa Calvo, que no pudo evitar ponerse colorada porque el inspector Molina era muy guapo. - La agente no reaccionó en su momento porque sólo horas más tarde entendió que aquel "ciego" (hizo el gesto de las comillas con los dedos) era el hombre que Valdeminguilla y ella habían visto en las ocasiones anteriores, antes de que se le relacionase con los asesinatos, es decir, antes que Purificación Castro nos lo describiese. Y ustedes se preguntarán: Por qué la agente Calvo no reconoció en un principio al sospechoso?... Por favor, Calvo, explíquenoslo usted misma.
Valdeminguilla colocó la bandeja de los cafés sobre la mesa procurando no cometer una torpeza. Se jugaba la prolongación de la condena en los retretes.
El imprevisible Valdeminguilla sentía una envidia enorme, muy sana y profesional envidia, por supuesto, hacia su compañera Calvo por el protagonismo que esta había adquirido.

(Continuará)

jueves, 23 de agosto de 2012

Un "ciego" con mucho peligro.

Un asesino como los demás. (106)


  Se debatió un rato entre seguir la absurda conversación con Pelayo o estrujarse las neuronas a ver a quien le recordaba aquel invidente con gafas de lentes tan grandes. Optó por seguir "poniéndole fime" a su amado.
La respuesta la tuvo esa noche mientras se acostaba. "Dios del Cielo, será posible?!..." Sólo lo pensó pero fue tal la expresión de su rostro que Pelayo se inquietó.
- Qué te ocurre, Feli?
Ella siguió pensando, aunque ahora en voz alta.
- Me ha recordado a él, sí, al viejo de los nietos, al viejo que llevaba a sus nietos al colegio, el mismo que se nos fue de las manos en la redada del parque. Me ha recordado a él, pero eso no quiere decir que sea él, claro, aunque... bien podría ser él con un disfraz de ciego.
- Me lo explicas, cariño?
Se lo explicó.
- Eres una gran policía, mi amor, piensas en cualquier momento como policía.
Trataba de limar asperezas entre ellos con estos cumplidos, pero la mente de Felisa Calvo no estaba para zalamerías.
- El problemón es cómo se lo explico yo ahora al Jefe, como le digo "sí, lo he tenido al lado y le he dejado irse" Me va a poner a fregar retretes con Valdeminguilla.
- Quién es Valdeminguilla?
- Déjalo, ahora no viene a cuento. - Se echó las manos a la cabeza - Madre mia, y esto después del cabreo que pilló por la movida que tuve con la vieja!
A pesar de todo se impuso la cordura y el celo profesional. No podía ocultarle al Super Jefe que el asesino más buscado de la historia de España estaba paseándose por esas calles disfrazado de ciego.
  Cuando terminó de exponer su idea de que aquel hipotético falso ciego podría ser el asesino, se sorprendió al ver que el Jefe reaccionaba con entusiasmo.
- Es usted muy buena observadora, Calvo. Si fuese cierto que el hombre que usted vio anoche es el asesino, se confirma la teoría del inspector Molina del "triángulo", que lo tenemos por aquí cerquita. Usted lo ha visto dentro del triángulo, en donde ha cometido tres de sus asesinatos. Eso quiere decir que lo tenemos casi a mano, que no obedece a una casualidad el que haya matado a tres personas en este espacio geográfico, sino que en tal espacio se mueve habitualmente y hasta es posible que ahí esté su domicilio. Se me ocurre incluso que podría ser alguno de los viejos a los que ha interrogado el inspector Churriguera - Se frotó las manos y sonrió como un poli de cine, haciendo una mueca con la boca - Ja, este maldito criminal va a ser nuestro muy pronto, Calvo!... Me juego mi sueldo contra el de Valdeminguilla que no pasa de Agosto. Dentro de una hora está convocada usted a una reunión junto con otros agentes e inspectores para planificar un operativo de búsqueda intensa. La espero en este mismo despacho a las 12 en punto.
- A sus órdenes, Jefe!
La faltó un pelín para dar el taconazo, pero se acordó de que al Super Jefe no le iban los alardes castrenses.
Estaba el Gran Mandamás Lopategui Serranillos en los cierto?... Caería por fin el asesino en manos de la Justicia?... Jo, cuánta emoción!

( Continuará )

miércoles, 22 de agosto de 2012

Planes y estrategias

Un asesino como los demás. (105)



Rompetechos y El Chepa tenían muchas cosas que contarse. Habían compartido largas jornadas en la trena y gloriosas hazañas como atracadores de tiendas y gasolineras. Y viajando en coche siempre surgen temas para conversar.
- No me tientes, Chepa, que yo ya no estoy para atracos. Me cago en la puta monarquía tio, que me estoy haciendo viejo!
- Y cómo te buscas la vida, picha?
- Afano un bolso de vez en cuando, una cartera, un móvil guapo... o choriceo algo en las tiendas que luego se pueda pulir. Ya no levanto coches para atracar, tan sólo para divertirme yo conduciendo, es mi pasión, tronco!
- Pues es una pena, picha, porque el golpe que estoy planeando va a ser para pillar un pastón, y tú podrías ser el conductor.
- A mi no me van los estrellamientos, Chepa. No me mezcles en tus negocios, Urdangarín, je, je, je!
Leonardo Carretero "El Chepa", cuyo apodo era una clara alusión al abultamiento en su espalda, era un especialista en el robo con alunizaje, pero siempre necesitaba gente porque uno debía permanecer a bordo y dos tenían que bajarse para arramplar con las joyas, pieles o lo que fuese.
- Es una tiendita muy guapa y está cerca de la autovía. Nos viene de puta madre para salir de naja.
- Que no me me tientes, Chepa. A mi me gustaba cuando atracábamos los bancos de los pueblos y yo esperaba en el coche con el motor en marcha y escuchando a Los Chichos, fumándome un puro y dándole unos tientos a la bota de vino. Aquello era vida! pero esto de meterte de cabeza en un escaparate...
Dio un volantazo para evitar una colisión lateral. Había iniciado una maniobra de cambio de carril sin mirar. Desde el otro vehículo les llegó un prolongado claxonazo.
- Vete a la mierda, Borbón!
- Hostias, Rompetechos, por poco nos damos un hostión contra ese coche!
- Lo ves?... ya estoy perdiendo facultades, te lo he dicho.
- Quieres que conduzca yo?
- No, que entonces me aburro.
Viajaban hacia la costa en un BMW último modelo que habían aligerado del aparcamiento de aquel restaurante de carretera.

  ( En un coche como este viajaban los dos delincuentes habituales. Rompetechos era un sibarita de la condución, no se conformaba con cualquier cosa )

- Cagüen la polla, Rompe, tienes tú más peligro en la carretera que Ortega Cano.
La respuesta de Rompetechos fue pisar el acelarador hasta poner el carro en doscientos y pico por hora, y se lanzó con una canción de Estopa, esa que dice "rompiendo la pana" Al Chepa se le estaba encogiendo la chepa del miedo.
- Tío, no le pises tanto que van a aparecer los picoletos!
- A mi no me llames Ortega Cano, que yo no me duermo al volante. Yo siempre voy con los ojos bien abiertos, como Fernando Alonso, la putada es que estoy perdiendo vista.

   Felisa estuvo enfurruñado un buen rato mientras Pelayo esperaba a que se le pasase el mosqueo. Permanecía sentada en un banco de hierro de los que había a lo largo de la acera. Al final hablaron civilizadamente.
- Sí, le conozco, y por eso no me agradaba que estuviésemos allí mirándole como pasmarotes, y mucho menos que te acercases a echarle unas monedas.
- Vale, vale, ahora lo entiendo.
- Ya, pero no quisiste hacerme caso cuando te pedí que nos fuéramos. Tienes que ser más receptivo, Pelayo.
- Como iba yo a suponer que ese hombre y tú... que...
La expresión de él fue una advertencia para ella.
- Pelayo, no marées la perdiz ni intentes conducir esta conversación hacia una escena de celos. Lo que haya hecho yo con mi cuerpo en todos estos años que tú no estabas es cosa mía , entendido?
- Muyer, tampoco es para que te pongas así, oh!

  Desde la otra acera les observaba un "ciego" a través de sus gafas oscuras.
"Caramba, es la policía gorda. Eso quiere decir que a la vieja la han cambiado de escolta"
Era un disfraz perfecto para camuflarse por las noches, uno de sus disfraces imprescindibles mientras la vieja meticona siguiese viva. Y posiblemente aquella gorda y el policía tonto también le recordasen. Y aunque a nadie le llamaba la atención un ciego con gafas oscuras, debía andarse con mucho tiento.
Cantaron los pajaritos del semáforo y se dispuso a cruzar la calzada. Los pasitos cortos y el bastoncillo blanco por delante. En ese momento una mano le agarró del brazo con suavidad, y una voz femenina se dirigió a él tiernamente:
- Yo le ayudo a pasar, buen hombre. El semáforo está en verde para los peatones, pero siempre hay algún ciclista alocado que no respeta las normas.
- Pues muchas gracias, señora... o señorita.
Ni siquiera la miró de reojo para no descomponer el personaje.
- Hermana, je, je!... soy monja.
Sor Auxiliadora hacía su ronda nocturna de visitas a ancianos dependientes. El breve diálogo se acabo al llegar a la otra acera.
- Gracias, hermana.
- Vaya usted con Dios!
Y la vio alejarse durante un rato. Tenía muy buen tipo. Por asociación de ideas le vino el recuerdo de la noruega del Camino, sus preciosas tetas, piernas y su cruz. "Caramba, ya no se visten de monjas!"

A Felisa Calvo le llamó la atención el ciego que se había parado a unos metros de ellos. Le llamó mucho la atención pero no sabía porqué. Se debatió un rato entre seguir la absurda conversación con Pelayo o estrujarse las neuronas a ver a quién le recordaba aquel individuo con gafas de lentes tan grandes. Optó por seguir "poniéndole firme" a su amado.

( Continuará )

"El acto de escribir tiene carácter de exploración. Escribes para averiguar qué escribes" ( E. L. Doctorow )

martes, 21 de agosto de 2012

Disparos al Cielo

Un asesino como los demás (104)



Florencio les miraba muy fijamente, sin mover un músculo de la cara ni del resto del cuerpo. Les miraba y les apuntaba con el arma. El brazo que sostenía la pistola fue desplazándose paulatinamente de izquierda a derecha, apuntando a la cabeza de Felisa y a la cabeza del hijoputa.
La pareja se había detenido súbitamente porque a Pelayo le llamó la atención el hombre estatua. Felisa no le había dicho que su ex novio era un artista callejero, se sentía avergonzada. A los pocos segundos Pelayo tiró de Felisa para continuar caminando, pero volvió a detenerse al observar que el vaquero les apuntaba a ellos con la pistola. Felisa estaba tan tensa como acojonada. "Dios mio, en qué va a terminar esto?!"
Una señora con una niña pequeña se acercó a echarle una moneda al artista. En tales momentos el cow boy solía hacer gestos caricaturescos a lo John Wayne o cualquier otro vaquero estereotípico. En esta ocasión apretó el gatillo varias veces apuntando a la pareja y poniendo caras de odio. A Felisa se le revolvió el estómago. Al asturiano le dio la risa.
- Oye, es cojonudo, que bien lo hace, verdad? Voy a echarle unas monedas al paisano, que se lo está ganando.
- No, Pelayo, vámonos!... Venga, vámonos ahora mismo!
- Hombre, unas monedinas habrá que echarle al paisano, no?, que para eso nos está divirtiendo.
- Pelayo, hazme caso y luego te lo explico. Vámonos, venga!
- Pero, mujer, je, je!... el sida no se contagia porque me acerque a echarle unas monedas. - Enseguida se dio cuenta de que había dicho una estupidez - Mira, Feli, me presta ayudarle a este buen hombre.
- Vale, pues aquí te quedas!
- Eh, oh!... Espera... espera, Feli!
Les vio alejarse calle abajo mientras enfundaba el arma y adoptaba otra postura rígida. "Por qué ha querido Felisa que ese hombre se regodease de mi?... Puede una mujer ser tan perversa como para hacerme eso?... Es que no cuentan todos estos meses en los que hemos compartido la cama?... No le ha quedado el más mínimo sentimiento, al menos de simple afecto, hacia mi?
El alto volumen del sonido de un cantante callejero y la televisión de un bar próximo, le habían impedido escuchar las palabras insistentes de Felisa rogándole a su nuevo novio que se marchasen. Ahora estaba sumido en el dolor por la presencia inoportuna de la pareja y las risas de aquel cabrón.
- Mamá, el vaquero está llorando! - Gritó un niño muy observador. (Y casi todos los niños lo son)
Florencio no se movió para secarse las lágrinmas que se deslizaban por sus doradas mejillas. Su trabajo era duro y muy mal remunerado, pero había que mantener el tipo. Un artista se debe a su público y mucho más cuando es un artista callejero. De sus menguados ingresos - que no siempre es sábado y hay días que llueve - debía apartar ahora un dinero para pagar la cama en una pensión tercermundista. Y en estos precisos instantes varias personas les miraban, varias posibilidades de incrementar sus menguadas ganancias.
Felisa en compañía de aquel hombre... Su desgracia era ser un artista callejero. Felisa necesitaba un hombre que la aportase seguridad, no sólo un pene prodigioso. Felisa tenía un trabajo serio y buscaba un hombre serio. Se acabó el sexo desenfrenado con un paria de la calle. La poli no le había amado nunca, pero él la amaba. Su amada le preguntaba siempre después de hacer el amor: "Me quieres?", y el sólo contestaba con monosílabos porque su sentimiento era tan grande, tan hermoso, que no sabía como expresarlo.

    Volvió a llorar como lloran las estatuas, en silencio y ante el viento que no las mueve y el público que no las aprecia. Otras dos lagrimas marcaron reguerones en su dorada epidermis de estatua con corazón.
Doña Inmaculada Domínguez se apartó de sus amigas para acercarse al artista y premiarle con uno euros. Le miró a la cara y percibió el dolor que reflejaba el semblante contraído y aquellas lágrimas furtivas que ensuciaban el maquillaje. Y no pudo evitar una pregunta:
- Oiga, amigo, está llorando de verdad o es un efecto artístico? - No aguardó a la respuesta porque las imágenes mudas del legendario Far West deben mantener su mutismo a toda costa. Añadió: - Pienso que es usted un ser fenomenal, gracias por entretenernos.
Y tres monedas de euro cayeron sobre el recipiente de hojalata del artista. Al escuchar el metálico clink-clink el vaquero descargó con rabia todas las balas invisibles de su arma contra el Cielo, contra Dios, contra la Vida, contra el Amor, contra TODO!!
- Habeis visto cuánta pasión pone en su trabajo - Les dijo Doña Inmaculada a sus amigas.

( Continuará )

( Este capítulo está dedicado a los artistas callejeros, mis amigos y colegas de otros tiempos)

lunes, 20 de agosto de 2012

Encuentros y desencuentros

Un asesino como los demás. (103)

Era su día libre y salió de paseo con Pelayo. Al final se había decantado por su viejo amor, el minero que tanto la quiso y que ahora la quería todavía más, y al que ella quería con todo su corazón, su alma, su sexo o lo que fuese menester, osea, con todo, o al menos así lo suponía. Y el minero ahora era ex minero por amor a la madera, es decir, a la poli.
Le costó muchísimo decírselo al vaquero porque en el fondo le apreciaba y sentía su dolor, pero la cosa es que nunca le amó de verdad. Lo suyo sólo fue un ligue que les vino de maravilla para follar muchos días seguidos. Felisa sabía en su fuero interno que cada vez que se decían "te amo" ambos estaban mintiendo.

   ( Un pausa relajante en el trabajo de Florencio Cabello )

Florencio reaccionó como muchos hombres en su misma situación, no abrió la boca y no quiso que ella siguiese hablando. Típica reacción masculina de amor propio. Otros más bestias la emprenden a golpes. Pero Felisa daba por sentado que al marcharse había llorado. Florencio era un artista y los artistas son de lágrima fácil.
Ya habían transcurrido varios días desde su ruptura con Florencio y la "oficialización" del noviazgo con Pelayo. Hoy se sentía exultante, feliz de poder pasear agarrada del brazo de su asturiano enamorado. Y, además, era su segundo día sin la vieja loca, lo que para ella suponía una liberación. ( Para el Jefe era una falta de profesionalidad de la agente, pero afortunadamente no tomó medidas )
Se besaron varias veces sin interrumpir el paso o haciendo paraditas muy breves. Ella se dejaba toquetear y palmear el culo, y sonreía como una colegiala. Y entonces se percató del error que había cometido: estaban caminando por la calle en la que Florencio hacía su número de vaquero fantástico. Demasiado tarde para variar el rumbo. Florencio les estaba mirando desde su pedestal de personaje estático. Varias personas miraban al vaquero escultural y él permanecía con la mirada fija en su ex pareja y en aquel hijo de puta que se la había robado. Felisa pensó que Florencio estaría pensando que habían ido a provocarle, a reírse de él. Realmente era tan cretino como para suponer que ella fuese tan guarra?... "De cualquier cosa es capaz un hombre despechado", se dijo temerosa.
Florencio les miraba sin parpadear, sin mover un músculo de su cara y de su cuerpo.

 
El ferrari rojo "voló" al pasar por el control rutinario de los guardias civiles de tráfico. Uno de los coches patrulla intentó darle caza, pero el infractor temerario ya había alcanzado el acceso a la autovía y ahora rodaba a 220 por hora desafiando a cualquier perseguidor, a los rádares y al sentido común.
Visto y no visto, abandonó la autovía por la siguiente salida y continuó por una carretera comarcal hasta un descampado en donde se deshizo del ferrari. El descampado no era todo campo, así que estuvo a punto de deshacer la carrocería del super buga contra un árbol, pero sólo destrozó un faro y la parte circundante de chapa, además de reventar la rueda. El cegato volantista ponía toda su atención en las carreras, pero la vista le engañaba en las maniobras simples.
"Qué puta manía la de poner guardias por todas partes!" - se lamentó Rompetechos. Quería haber hecho un mogollón más de kilómetros en aquel ferrari tan chulo, lo que le permitiese la gasofa contenida en el depósito, pero ahora, después de saltarse el control picoleto, estaba en el punto de vista de todos los guardias en 1.000 kilómetros a la redonda. (Y en el caso de no habérselo saltado, estaría en estos momentos viajando esposado en un furgón policial)
Se ajustó bien las gafas de sol, imitación china de las rainbow, las que le servían para mantener el incógnito, pues su careto era más cantoso que el de la Duquesa de Alba, y tras recorrer medio kilómetro a pie se detuvo a examinar los coches aparcados frente a un restaurante de carretera, dispuesto a elegir un modelo a su gusto que le sirviese para continuar el viaje. Y fue entonces cuando descubrió que andaba por allí El Chepa.
- Pero... me cago en la hostia, Rompetechos!
- Me cago en los Borbones, si es El Chepa!

(Continuará)

sábado, 18 de agosto de 2012

Así estaba el Mundo.

Un asesino como los demás. (102)

Terminaron ya los Olimpics Games. Balance para España: Ridícula exhibición en chandal de tienda china y grandes éxitos de las deportistas españolas.
Se anunciaba una huelga en la Liga de Fútbol Profesional que era desconvocada en las fechas previas. Y un año más la afición estaba pendiente del gran duelo Messi-Cristiano.


      ( Dos modernos ídolos de multitudes para una liga futbolera de resonancia mudial. Visca el Barça!!)

España ardía por el fuego y por la indignación de la gente, osea, por los cuatro costados. Los parados se salvaban "milagrosamente" de perder sus 400 euros para la subsistencia. El Gran Chorizo Iñaki Urdangarín hacía todo lo posible por salvar el tipo. El Rey se lanzaba en plancha contra el suelo y se planchaba la nariz. Un menor moría en un encierro. Un joven marginal era apuñalado. Se paseaba a la Virgen en procesión por toda España. Enmierdaban Televisión Española. La Iglesia se aliaba con un ministro para reavivar su ancestral cruzada contra las mujeres...

Casi nada en comparación con las terribles circunstancias que sufría un país llamado Siria. Diplomacia y política internacional habían fracasado estrepitosamente y un tirano como Franco, aunque no panzudo, paticorto y de aflautada voz, tenía via libre para masacrar a su pueblo, y su pueblo necesitaba misiles antiaéreos como se necesita el oxígeno para respirar, tanto como Obama necesitaba los millones de dolares suficientes para frenar el ascenso de su rival Mitt Romney. Artístas carismáticos como Clint Eastwood apoyaban ahora al candidato republicano. La política americana es así de sucia.
Fidel Castro y Hugo Chávez se iban muriendo sin prisas.

  ( Harry el Sucio y el Ejercito Sirio )


Qué hacían en estos momentos nuestros personajes?

Don Angel Luis había regresado del Camino de Santiago y se dedicaba de nuevo a pasear a sus nietecitos, si bien notó que Manolín empezaba a avergonzarse de ir de la mano de su abuelo. El niño se iba acercando a la adolescencia..
A Don Angel Luis le contrariaba un poquito que su vigésimo asesinato no fuese contabilizado, pero, de haberlo sido, quizá le hubiesen pillado. Mejor así. Arriesgó demasiado esta vez.

Al obispo le costó Dios y ayuda convencer al jefe de policía de que el padre Angulo no era responsable de aquel vergonzoso acto de exhibicionismo. El asunto se zanjó encerrando en los calabozos durante una noche a varios de los ultras-sur. (Dos testigos de lo ocurrido declararon a favor del anciano sacerdote) Sor Auxiliadora no tuvo más remedio que comprarle otro chandal a su sobrino Oriol.

Por si fuera poco, Lopategui Serranillos tuvo que poner paz en la airada controversia entre Doña Purificación y la agente Calvo. La anciana acusaba a la agente de pedorra y comilona, y la agente decía que la anciana era una loca mentirosa. El Jefe optó por reemplazar a la agente Calvo por el agente Guarromán.
    ( Agente Calvo y Padre Angulo, dos destacados personajes de este novelón. Sus peripecias seguirán asombrando a los lectores )

Los funerales por la escritora María Cristina Peñaranda se celebraron en la más estricta intimidad, tal y como ella había dejado dispuesto en su testamento. Ansiaba la popularidad en vida pero no quería fiestorros estando en un ataud.
Fulgencio Santoña, "El Ful" (escondido en casa de unos colegas del maco en el pueblo murciano de Puente Tocinos) se alegró de la muerte de aquella vieja mentirosa, una víbora que le acusaba de intento de asesinato. Y se puso muy contento cuando le contaron que un periodista famoso, un tal Flabio Oriñón le había cantado las cuarenta a la vieja indecente.
El Ful echaba muchísimo de menos a sus queridísimos colegas Merlíng y Rompetechos. "Qué será de estos cabronazos, je, je!" Les había cogido cariño y le alegraba el alma que siguiesen en libertad como él. No le había llegado ninguna noticia de sus detenciones. En la cárcel, como en el Camino de Santiago, se hacen muchas amistades.

Un ser peripatético se consumía en los retretes de la comisaría de policía, un hombrecillo castigado por sus muchas torpezas, tan débil como idealista, tan patoso como soñador de gestas heróicas.
Cubo y fregona en ristre, Victorio Valdeminguilla aguardaba el momento en el que le levantasen el ignominioso castigo para poder lanzarse a la búsqueda del asesino. El infausto Valdeminguilla quería dedicar su gesta gloriosa a la dulcinea de sus sueños, Doña Leona Catalana.