martes, 9 de octubre de 2012

Se masca la tragedia

Un asesino como los demás (141)

Don Angel Luis quería reivindicar su "inocencia", pero no le apetecía convetirse en otro bufón del mundillo telebasuril.
Y aquella misma tarde, el inspector Churriguera llamó a la puerta de su casa. Le acompañaba la agente Felisa Calvo.


Relato de varios episodios que suceden al mismo tiempo, y algunos se cruzan, en el barrio del Divino Pastor.

- Buenos días, inspector. Qué, otra visita rutinaria?
El inspector no pudo confirmar si se trataba de un sarcasmo porque no afloró ninguna sonrisa en el rostro de Don Angel Luis.
- No, digamos que esta vez es una visita especial, aunque hace dos días, cuando se planificó, sí iba a ser rutinaria, pero digamos que usted ha alcanzado una cierta notoriedad en pocas horas y eso merece una especial atención.
- Muy a mi pesar, créalo. Oiga, y también convierte en especial la visita el hecho de que haya policías controlando mi casa y siguiéndome por la calle?... Ustedes también se han creído lo que ha dicho la vieja mamarracha y ese periodista inclasificable?
- No se trata de lo que creamos o dejemos de creer, señor Alegre. Se trata de su seguridad, ya ha podido constatar usted como están los ánimos de algunas personas en la calle.


     Manolín burló la vigilancia materna porque su apabullada madre estaba entretenida hablando por teléfono con la tía Conver. El proyecto de sicópata tiró escaleras abajo hacia la calle. Al salir del portal se puso la máscara de Spiderman para que no le reconociesen. La intención del renacuajo cruel era llegar a la casa de su abuelo, que ya le echaba mucho de menos, y pasar la tarde con él. En la presente situación era peligroso salir con su amiguito "El Tordo"
Se sorprendió al ver a aquel viejo y a la policía gorda vestida de paisana entrando en el portal de su querido yayo. No tardó mucho en descubrir que había más policías, por lo menos los ocupantes de aquel coche azul. Había visto las suficientes pelis de polis como para saber que los dos mendas de aquel buga eran maderos. Estuvo tentado de acercarse a ver si se estaban haciendo una pajilla, pero se le ocurrió otra cosa mejor.

   Doña Amelia no esperaba visita aquella tarde, ni aquella ni casa ninguna, por eso la extrañó muchísimo que alguien llamase al timbre.
-  Quién es?... - Preguntó con su vocecilla lánguida de enferma crónica. A Doña Amelia la consumía un cáncer, pero alguien se había propuesto "liberarla" de este suplicio, y ese alguien estaba al otro lado de la puerta.
- Revisión anual de la instalación del gas, señora!
- Voy!, voy!


   - Yo simplemente cumplo con mi deber, señor Alegre. Espero de su parte la misma cortesía con la que me trató la vez anterior y que tenga la paciencia de responderme a varias preguntas.
- Naturalmente, siéntense ustedes, por favor, pero comprendan que mi estado de ánimo no es el mismo de siempre.
- Me hago cargo, caballero. "Empieza la comedia, veamos si eres tan buen actor y demuestras el mismo temple que la otra vez" - Se dijo Churriguera con talante positivo de tahur ganador.
"Verás, esta tía me va a terminar de destrozar la butaca con su tonelaje" - Elucubró el anfitrión observando la costosa maniobra de la poli obesa para acomodar su culo elefantiaco en la más bien estrecha butaca de orejas. - "Esta butaca está muy vieja y apolillada, no sé si resistirá"


   Doña Amelia condujo al "hombre del gas" hasta la cocina.
- Uy, estas casas antiguas dan muchos quebraderos de cabeza, se lo digo yo. Revise usted lo que tenga que revisar, hijo mio. Le apetece un cafelito?
- Es usted muy amable, gracias. "Vieja puta asquerosa, tienes los minuos contados. Seguro que tú también has permitido que tus hijos o tus nietos sean martirizados por repugnantes pederastas"
Se fue poniendo los guantes antihuellas.


   - No te puedo vender esos petardos porque son muy peligrosos, Manolín.
Don Alfonso, el tendero, había reconocido al niño terrible a pesar de su máscara de Spiderman.
- Esos petardos no se los puedes vender ni a los niños ni a los mayores porque están prohibidos. Así que si no me los vendes te denuncio, y además le cuento a la policía que le das besos y le tocas la pilila a Paquito.

( Continuará )

8 comentarios:

  1. Doña Leona, la he contestado en el post de abajo.
    Feliz día!

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  2. Vuela los cuchillos como quien dice.
    Pronto abrire un nuevo blog, personal como los de antes, sin el bullicio de la decepcionante politica

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  3. Soy yo otra vez, que me he quitado de director del periodico y me ha abierto un nuevo blog, para que tengas el enlace, aunque ya lo iras viendo.

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  4. Gracias, Don Jesús!... Me parece muy bien que no se centre en la política y así abarque más temas.
    Feliz mañanita de miércoles y resto del día!

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    1. No le haga caso, dijo eso ayer y hoy ya ha vuelto a publicar en el Periódico como director.

      Tiene menos credibilidad que Valdeminguilla.

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    2. Don Jesús es un bloguero especialísimo. Buen día!

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  5. Nunca he entendido eso de que una vieja pregunte a puerta cerrada quién es y ante la respuesta la abra, sin exigir que enseñe la patita por debajo de la puerta, je je je...
    Tristemente, a las ancianas se las engaña constantemente y muchas pierden la vida por unos simples pendientes de oro.

    No quiero ni imaginarme lo que hará Manolín con los petardos esos; pero aunque lo pesquen como autor, tampoco le va a pasar nada a su edad; los tratan estupendamente, a todo lujo y con las puertas abiertas para entrar y salir a su antojo.

    ¡Voy para arriba!

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    1. Y son las principales víctimas de la "estampita", siguen cayendo como moscas. Creo que en la senectud se mezclan a partes iguales la desconfianza extrema y la ingenuidad extrema. Feliz jueves!

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