La prensa internacional también seguía los avatares de la política española. Spain, la parte sureña de Europa, reposo de guiris, hotel de mafiosos y cuna de corruptos, estaba económicamente herida de muerte. El escaso orgullo que conservaba la patria de Cervantes estuvo representado en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Londres, tras la bandera rojigualda que sujetaba el gigante Paul Gasol.
Pero un acontecimiento casero también atraía la atención del populacho: María Cristina Peñaranda, célebre escritora anciana de novelas policiacas, iba a dar una rueda de prensa descalificando a las autoridades. El Ministerio del Interior se había negado a concederle la escolta que había pedido. Doña María Cristina sostenía que su vida estaba seriamente amenazada por un asesino sin escrúpulos.
La pamela se la quitó nada más sentarse por indicación de su asesor de imagen a fin de que las cámaras captesen bien su rostro fingidamente compungido.
Carraspeó ante el micrófono y habló.
- Estoy desolada, señores, ese hombre se ha fugado de la cárcel y tarde o temprano me buscará para matarme.
No le fue difícil soltar una lagrimita porque a esa edad las lágrimas salen muy facilmente. Intervino una periodista jovencita:
- Carmen Cascales de la Tribuna de Móstoles. Qué razones le dan para negarle la protección?
- Dicen que es por culpa de los recortes, que también le han quitado los escoltas a Zaplana y que si quiero seguridad que me la pague yo. Pero ha llegado a mis oídos que a Purificación Castro Allendelagua, esa mujer a la que persigue el asesino en serie, sí la han puesto protección. Debe ser porque ella insistió mucho en todas las televisiones.
- Virgilio Santullán de El Vocero Mañanero. Es cierto que intentó matarla durante la noche que la tuvo retenida en el chalé?
- En ese momento no porque nos tenía cercados la policía, pero me avisó que algún día... Oh!
Sollozó muy teatralmente. Los siguientes veinte minutos transcurrieron muy del gusto de la protagonista. Preguntas fáciles y respuestas melodramáticas. Cuánta felicidad escondía bajo su semblante de tristeza falsa!... Gracias a la exitosa rueda de prensa comenzaría a recuperar el espacio perdido en los escaparates de la grandes librerías, y quién sabe si algún avispado productor cinematográfico se animaba a comprar los derechos de una de sus novelas para hacer una película con Javier Bardem y Penélope Cruz.
Pero la muy mentirosa y confiada relatora ignoraba el peligro que se cernía sobre ella. En cosa de nada su positiva imágen pública iba a caer en picado. Un hombre tan admirado como odiado, un profesional de la prensa despiadada, estaba a punto de tomar la palabra, y cada vez que lo hacía se rompían las frágiles estructuras de algún montaje del famoseo, Y, en fin, le tocó el turno a... él!
- Flabio Oriñón de Super Ideal Digital. Qué hay de verdad en todo lo que nos cuenta, Doña María Cristina?
Los ojillos pasmados de la senecta creadora de ficción se clavaron en el apuesto y altanero periodista.
(Continuará)