jueves, 8 de noviembre de 2012

No es verdad, ángel de amor...

Un asesino como los demás (166)


   Guarromán ya llevaba varios minutos manipulando la vieja cerradura con una especie de destornillador muy fino o algo parecido. A Felisa le recordó esas escenas de tensión en las películas, cuando los protas están intentando abrir una caja fuerte.
- Ya! - Exclamó el poli gigantillo con un soplido de satisfacción - No estaba tan difícil, tía, lo podías haber hecho tú misma.
- Correcto, pero te quiero aquí vigilando mientras yo investigo en la casa. Escúchame bien, Eulogio, - Utilizó el nombre propio adrede como estrategia para que se sintiese más relajado - estamos en el cuarto, ya no hay más pisos, así que aquí no tiene que subir nadie más que el loco, entendido?... No te vas a topar con ningún vecino. Mira, te pones en este mismo sitio. - Y le indicó un lugar discreto junto a la barandilla. - Cada vez que entra alguien en el portal se enciende la luz y puedes ver quién es. No te asomes demasiado por si acaso, no sea que a alguno le de por mirar hacia arriba. Pero, bueno, al que te haga preguntas le enseñas la placa de poli y santas pascuas.
- Me la he dejado en casa.
- Joder, Guarromán, eso es como los calzoncillos, tienes que llevarlos siempre encima.
- Estoy fuera de servcio, coño!, yo no voy por ahí con la chapa y la pipa cuando...
- Déjalo, no nos vamos a poner a discutir ahora. Mira, si se presenta el tío este lo reconocerás enseguida: cara de cafre; casi calvo con greñas en el cogote; cabezón; ligeramente patizambo, de unos sesenta años; sube la escalera despacio y resoplando. Te sirve la descripción?
- Me sirve, y espero que esto que estás haciendo sirva para algo.
- Déjate ahora de moralinas. La puerta queda medio abierta para que puedas avisarme rapidamente en el caso de que el loco aparezca. Si esto ocurre, bajamos a mi casa antes de que él suba, tenemos tiempos suficiente.


 

( Una escena de Don Juan Tenorio y su ilustre autor Don José Zorrilla )

Doña Purita tardó en acostarse porque estaba muy nerviosa. No paraba de dar vueltas por la cocina tratando de memorizar su pequeña parte para el casting. El director, Don Graciano Hernando de Mendoza, iba a examinar a los aspirantes al elenco con el fin de hacerse una idea precisa de cada uno y, según los resultados de estas pruebas, asignaría los personajes de la obra. Doña Purita estaba hecha un lio porque antes de conocer al director les habían dado a ella y a Teresita otros textos para aprenderse, como si fuesen ya los de la obra que iban a representar. ( Cap. 154 ) Fue un error de Doña Ignacia Barreiros, una mujer muy laboriosa pero que ya había cumplido los 79 años, ayudante de dirección en los montajes de Don Graciano y que presumía de haber sido la doble de luces de Sarita Montiel en El Ultimo Cuplé. La desdichada Doña Ignacia perdía la cabeza muy a menudo.
Doña Purita no entendía porqué le habían asignado a ella para el casting el papel de Doña Inés del Tenorio.
"Yo creo que doy algo mayor para este personaje. Jesús, qué vergüenza, a lo mejor tengo que decir mis parlamentos mirándole a la cara a Don Graciano!... Uy, a lo mejor Don Graciano hace de Don Juan en el casting!... Qué bochorno!"












  ( Doña Inés en la recreación que de ella hizo la gran Margarita Xirgu. En la segunda foto, la genial actriz con Federico García Lorca. Abajo, Sarita Montiel en la portada del LP con las canciones del El Ultimo Cuplé y en una imagen de los últimos tiempos )







( Continuará )

4 comentarios:

  1. Estaba buena la Sara Montiel, no es extraño que el rey le echara un tiento

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  2. Estaba buenísima!... como Carmen Sevilla, otra tía super sexy y guapísima de cara. Pues ese mismo LP de Sara Montiel, quiero decir esa misma portada, había en mi casa cuando era niño, y casi me aprendí de memoria todas las canciones de £El Ultimo Cuplé.
    Feliz Jueves, señor periodista!

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  3. Cuatro pisos. Crescenciano en el último, Felisa en el tercero y abajo dos más para que los suba un cachalote resoplando. Pues sí, hay tiempo de sobra, a menos que Guarromán se duerma apoyado en la pared, ¡juas!

    Sobre Sarita Montiel sí tengo una anécdota. Mi abuela paterna decía ser amiga suya, que cuando venía a Barcelona salían a pasear juntas con pamela y toda la pesca, y que la gente "no sabía cual de las dos era la artista", je je je...
    Algo habría porque cuando Sarita adoptó a Thais envió a mi abuela una foto del bebé dedicada y firmada.

    Pero lo bueno fue años antes, cuando yo apenas levantaba un palmo del suelo; mi abuela se empeñó en que me aprendiera la canción 'Maniquí' y ya tenemos a mi madre hecha una furia visigoda, ¡juas juas!
    Naturalmente, yo no tenía idea de las palabras que repetía, pero aún recuerdo la entonación en la palabra maniquí y el arrastre de la última i.
    Pensaba que Sarita era una mujer muy desgraciada que sufría mucho, mire usted cómo capta una criatura algo incomprensible para ella, sólo por el tono de la voz.

    ¡Hasta mañana!

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  4. Una "bucólica" estampa de antaño!... Las dos "pertrechadas" en sus pamelas, cual nikabs islámicos, para pasar "inadvertidas" por las Ramblas, je, je!... Imágenes del blanco y negro para recordar en color. Yo todo lo de aquel tiempo lo recuerdo en color, con mucho color. Su abuela, sin duda, presumiría toda su vida de la amistad con la artistaza.

    Pues no, Guarromán va a estar bien despierto, ya lo verá usted.
    Venga, otro weekend para disfrutar!

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