jueves, 15 de noviembre de 2012

Felisa pisa fuerte

Un asesino como los demás (172)

Entraron en las instalaciones del entro cívico sin llamar la atención, pues a esas horas de la tarde se celebraban muchas actividades: cursillos, charlas, cine, risoterapia... y era normal encontrarse con niños en los pasillos. Cuando estaban llegando a la sala de los ancianos discapacitados, se pusieron las caretas.

( Manolín se enmascaraba con la imagen de Spiderman, su héroe favorito de los comics y del cine. Su héroe de la vida real era su super abuelo asesino en serie )

La pandilla de mocosos iba a conseguir con su reprobable acción un efecto mucho más trágico del esperado. Irrumpieron en la sala y... "FUEGO!!!", ordenó el jefe Manolín, y los pequeños cabrones comenzaron a lanzar sus petardos a los pies de los ancianos y ancianas. "BOOM!!... BOOM!!... BOOM!!...", petardos de los de máxima potencia, de los ilegales, de los que cuentan con fuerza suficiente para levantar por los aires una papelera. Pasado el susto inicial, una de las cuidadoras se lanzó a por los críos, pero estos lograron escabullirse en un santiamén.

  - Es mi vecino de arriba - Le dijo la agente Calvo al Super Jefe.
- Bien, explíquese.
- Da gritos por la noche diciendo que él las ha matado, y amenaza con matar a mas mujeres.
- Veamos, veamos... Sin duda me está usted hablando de un loco. Ningún asesino en su sano juicio pregona sus hazañas.
- Este da detalles concretos de cómo lo ha hecho, señor. - Mintió Felisa para conseguir su propósito: que el Super pidiese al juez una orden de registro.
- Lo ha podido leer en los periódicos. Hay locos muy imaginativos, agente Calvo. Sabe usted la cantidad de tarados que han "confesado" ser el asesino en serie que buscamos?
En este momento empezó a sentirse incómoda al notar que Molina y Churriguera no dejaban de mirarla. En presencia de Churriguera se sentía avergonzada desde el suceso de la butaca destrozada por su tonelaje en casa del sospechoso Alegre Santaflauta. (Todo el proceso en capítulos 141, 142, 143, 144 y 145 ) Y con Molina le ocurría algo muy especial: se sentía fatal por haberle sido infiel con Guarromán, aunque durante todo el acto sexual gozó imaginando que era Molina el que la poseía. Estaba segura de que la anécdota de la butaca reventada se había extendido como la pólvora por todas las comisarías, y eso unido a otro suceso ridículo, cuando Valdeminguilla "la metió mano" en este mismo despacho, la convertían en el hazmerreir del glorioso cuerpo de la policía nacional.
Se lanzó con una afirmación contundente:
- Me apuesto el sueldo de un año a que ese individuo es el asesino de Doña Amelia y de mi hermana.
"Ele, qué valiente es mi chica!" - Ironizó mentalmente Molina, ignorando que no necesitaba ser muy valiente para hacer esta apuesta.
El agente Daoiz volvió a interrumpirles:
- Señor, han entrado unos niños lanzando petardos en la sala de ancianos dependientes del Centro Cívico Marujita Diaz y como consecuencia de ello ha muerto una de las ancianas de un infarto.
- Niños!... Hay que joderse!

( Continuará )

"Desde que los viajes se han hecho cómodos, no llevan tan lejos" ( Ernest Bloch, 1885-1997 )

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