lunes, 12 de noviembre de 2012

Donde manda Felisa no manda minero.

Un asesino como los demás (169)

  - Siéntate, Eulogio, quieres tomar algo?
- Pues sí, creo que me merezco un lingotazo. Gracias por el detalle.
- No hay de qué, tío, pero no te acostumbres.
La aparente frialdad de Felisa obedecía a una estrategia. No quería darle falsas esperanzas a Guarromán, pero sí la interesaba provocar una escena de celos de Pelayo. Era la gran noche maquinadora de Felisa Calvo!
- Te va esto?
- Coño, un Chivas!, por supuestísimo que me va!
Lleno dos vasos largos con tres cubitos de hielo en cada uno y los colocó sobre la mesita de cristal ubicada frente al sofá. A continuación chorreó el whisky sobre los hielos con harta generosidad. La botella le había tocado a Florencio el mimo en una rifa y tan sólo la habían abierto en una ocasión para un chupito de nada.
- Venga, dispara, poli, que me tienes intrigado.
- La hostia, Guarromán, la hostia!... - Hizo una pausa muy teatral que aprovecharon ambos para iniciar el ritual de refrescamiento alcohólico de garganta, esófago y demás - El monstruo que vive en esa casa es el segundo asesino, pero esta vez hay pruebas, las acabo de descubrir: ropa ensangrentada, cuchillos, efectos personales de las víctimas... todo!... Parece que está diciendo: "venir a por mí, que he sido yo"
- Osea, es un loco-loco-loco de verdad!
- Es un hijo de puta - contestó Felisa antes de tragarse la segunda dosis de güiscazo.
- Pues no le va a caber una paja por el culo al Super en cuanto se lo cuentes. Y cómo piensas decírselo para ocultar lo del allanamiento de morada?
- Que por la noche pega gritos revelando que él es el asesino.
- Coño, te puede contestar que es un puto loco con su locura y que los verdaderos asesinos no lo largan a la vecindad.
- Me es igual, si es es preciso le cuento que he estado dentro de la casa y que he visto lo que he visto. No te preocupes que no te voy a implicar. Mira, ya me suda el chocho lo del allanamiento de morada. - Y le dio otro trago largo al sabroso líquido resultante de los cereales fermentados - Este hijo de mil putas ha matado a mi hermana, Guarromán.
- Ya, ya.
- A mi hermana, lo único que tenía en esta vida, aunque ya no la tenía.
- "Se está achispando" - pensó Guarromán.
- Perdóname un momento, Eulogio, voy a ponerme ropa más cómoda. Qué hostias, para eso estoy en mi casa, no?, ja, ja, ja! - Sus carcajadas la acompañaron hasta la habitación.
- "Jodeeeeer..., esta no es la tímida Felisa que tuve la satisfacción de conocer intimamente. - Y mientras reflexionaba se sirvió más whisky. La botella ya estaba medio llena.


- Sírvete más whisky si te apetece, Eulogio! - Gritó la anfitriona desde la habitación. El gigantillo se quedó un poco cortado cuando oyó abrirse la puerta de la calle - "Hostias, este debe ser el asturiano!" - Y al momento apareció ante sus ojos el tal Pelayo, amante y mantenido.
- Buenas noches.
- Buenas noches.
Unos segundos de pausa aterradora hasta que rompió el silencio el querido.
- Quién es usted?
- Es un compañero mio. - Dijo Felisa apareciendo en ese momento con una escandalosa minifalda negra que contrastaba con sus blanquísimas y rechonchas piernas.
- Un compañero?... un compañero?... - Empezó a desbarrar el ex minero - Y qué haces tú con esa minifalda... y un hombre en casa? Y porqué estás bebiendo?... Qué se celebra?
- Pelayo, no estarás insinuando que... que mi compañero y yo estamos... estamos liados?
- Felisa, eres tú la que tiene que aclararme que...
- Aclararte yo el qué?... Pídele perdón ahora mismo al agente Guarromán por haberle ofendido y pídeme perdón a mí.
- Ah, osea que tengo que pedir perdón yo?... Felisa, te estás quedando conmigo?
- No, no, tú eres el que se está quedando conmigo. Te parece bonito andar por los bares a estas horas gastándote mi sueldo, eh?
- Bueno, yo ya me iba - Dijo Guarromán levantándose.
- Te sientes, coño! - Ordenó Felisa.
- Estás diciendo que soy un vago?, eso has dicho? - Preguntó cabreadísimo Pelayo, y Guarromán volvió a acomodarse en el butacón.
- No hay derecho a que hayas entrado aquí montándome un escándalo sin razón, y además estás bebido.
- Y tú!... Y tú!... Tú estás más borracha que yo!... Y casi enseñando las bragas con un hombre en casa. Y a este imbécil de dónde lo has sacado?! - Guarromán recuperó instantáneamente la verticalidad y el asturiano dio un paso atrás al percatarse de su estatura - Dile que se marche!
- El que te vas a ir eres tú, pero ya!... El agente Guarromán es mi invitado y está portándose correctamente, pero tú eres un cafre, largo!
- Me echas?!
- Estás sordo?!... Arreando, venga!
El ultrajado Pelayo Covadonga, minero en paro e histórico ejemplar masculino que ennovió con Felisa Calvo cuando esta todavía no era una agente policial, lanzó furiosas miradas a la voluminosa enardecida y al agente entrometido, resopló y gritó: "Me cago en la puta hooostiaaa!!!, y acto seguido hizo mutis dando un portazo que casi resquebraja las paredes.
Reinó el silencio durante unos minutos hasta que habló la Gordi.
- Nos sabrás disculpar, Eulogio, son cosas de pareja. Bueno, digamos ya de ex pareja.
"Tú misma, tía"
Movió su culo elefantiaco hasta la mesita de cristal y echó mano a la botella en un gesto decidido. Llenó los dos vasos hasta el borde. Dieron sendos tragos y hubo un silencio largo. El poder del alcohol la ayudó a fingir unas lágrimas de desconsuelo. Puso el culazo sobre el sofa, abrió las piernas lo suficiente para que se viese su braga tanga de color violeta y miró tiernamente al gigantillo como implorando que la consolase. Este se acercó al sofa y tomó asiento en el mínimo espacio que le permitía la abundante naturaleza felisiana.
Se besaron apasionadamente intercambiando salivas alcohólicas y él llegó con su manaza hasta la reducida zona textil del tanga que cubre esa matita de vello en donde se oculta la zona más deseada y disfrutada por los machos de la especie, y ella le descorrió la cremallera de la bragueta agarrándole con fuerza el pene y poniéndoselo más duro que un rail de la via del tren.
Unos minutos después se despelotaban con carácter de urgencia. "Clonk!, Clonk!, Clonk!", sonó la vieja cama a prueba de pesos pesados. Y unos gritos odiosos les llegaron desde el piso de arriba: "Muere, hija de puta, muere!... Víbora, mala madre!"

( Continuará )

"La palabra "trabajo" deriva del vocablo latino "tripalium", un instrumento de tortura del siglo VI"

4 comentarios:

  1. Un vecino de lo mas inoportuno, igual sube la Felisa y se lo carga en plan Charles Bronson

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  2. No, Felisa está actuando como mucha cautela en este asunto, no lo va a estropear ahora.
    Buenas tardes!

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  3. ¡Juas juas! Estupendo acto este, con el asturiano creyéndose con derechos y sólo es un mantenido de la ninfómana.

    Me pasó una vez esto de estar alguien en casa y llegar otro, je je je... Se trataba de un conocido de internet al cual accedi a recibirlo para charlar, pues comprobé que no había peligro, que era quien decía ser. Resultó un coñazo de tres pares que sólo hablaba él, no me dejaba meter baza.
    Como le había invitado a cenar, me metí en la cocina esperando librarme un rato de su rollo patatero, ya que si estoy haciendo algo no puedo mirar lo que diga alguien.
    Oiga, fue divertidísimo verle en la puerta de la cocina, que da al recibidor, con una cara de pasmo inexplicable, ¡juas juas! Acababa de entrar mi hijo, el cual también se quedó pasmado al ver en casa a ese tío desconocido a esas horas.

    Aquí no hubo ninguna escena, claro. Mi hijo ya había cenado en casa de su padre, así que encendió la tele y se sentó en el sofá mientras ese y yo cenábamos. Pero... ¡El coñazo se puso a hablarle al chico! No le dejaba seguir el programa, duro que duro.
    Cuando por fin se fue, nos miramos, nos abrazamos y dejamos ir un suspiro de alivio: ¡Al fin se fue el pesado!
    Naturalmente, nunca más le he vuelto a ver, ¡buf!

    ¡Hasta mañana!

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  4. Ilustrativa anécdota del tonto y el inteligente. El inteligente sabe escuchar, el tonto sólo intenta "sentar catedra" He conocido y sigo conociendo a muchas personas que es escuchan a sí mismos ignorando que aburren hasta a las ovejas.
    Feliz mañanita de martes!

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