miércoles, 8 de agosto de 2012

Situación trágica y hazaña caminera.


Un asesino como los demás. (93)



 ... Y el quijote demacrado avanzó tres pasos y miró hacia la barra.

- Podría pasar al servicio, por favor?
Y sonaron las voces de la ira:
- Polaco!
- Hijo de puta!
- Chupapollas!
- Vendepatrias!
- Viva España!
- Heil Hitler!
Arreciaron los insultos como balas de ametralladora. Uno le arrojó la colilla de su cigarro, que le rebotó en una mejilla; otro le escupió la cerveza y un tercero le mostró su culo con el tatuaje "la mierda de mi culo es catalana"
El acoquinado clérigo no daba crédito a sus ojos ni a sus oídos, no entendía absolutamente nada, y para más inri se estaba meando encima.
Dos de los más jóvenes avanzaron hacia él con los puños cerrados y las miradas coléricas anunciando una descarga de golpes, pero se impulso la sensatez del líder:
- Alto, mis legionarios!", ordenó el centurión, y estos se detuvieron como pitbulls amaestrados, sólo es un puto viejo y me parece que está loco del todo. Nadie que no esté loco tiene los cojones de entrar aquí con un chandal de catalino de mierda. No merece la pena que nos busquemos la ruina por pegarle a un viejo, aunque sea polaco. Echarle a la calle de una patada en el culo!
Y ya lo iban a hacer cuando uno de los jovenzuelos sugirió una variación en la estrategia guerrera.
- No tiene derecho a pasearse con el escudo de los catalinos hijos de puta por nuestras calles. Esto es zona nacional española. Deberíamos quitarle el chandal y quemarlo.
- Me parece muy bien, Augusto. Proceder!
No les fue difícil porque aquel miserable cuerpo de frágil osamenta carecía de la fuerza necesaria mínima para defenderse. Pero aún así tuvo un mínimo gesto de resistencia.
- Hijos mios, no me hagais daño, sólo soy un humilde sacerdote.
- Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja...!!!
Las risotadas duraron un buen rato, hasta que uno de los rapados tripudos exclamó:
- Este cerdo polaco se ha meado, tíos!
- A la calle con él!, gritó otro hijo del caos.
A empujones lo llevaron hasta la acera, totalmente en pelotas, con las manos en sus vergüenzas y más aterrado que un pollo en una jaula de tigres. Los vikingos descontrolados convirtieron en una antorcha el chandal ominoso mientras brincaban pletóricos coreando un himno tribal: "Polaco el que no bote!, polaco el que no bote!, polaco el que no bote!"
Don Ambrosio Angulo, stripper forzoso en su pedófila senectud, avanzó jadeante por la acera sin rumbo y sin conciencia, tan sólo deseando huír de aquellos salvajes furibundos cuya irracional actitud le era imposible comprender. Sólo conservaba la dentadura postiza y una medallita de la Virgen del Carmen que colgaba de su cuello. "Dios mio, me han debido confundir con algún señor polaco que no es santo de su devoción!"
Al llegar a la primera esquina se dio de bruces con un enjambre de niños pequeños de familias ricas que iban acompañados de sus criadas ecuatorianas, y el alboroto que se organizó fue gordo.
- Sucio!
- Degenerado!
- Viejo asqueroso!
- Pederasta!
- Cochino!
Intentó pedir calma alzando las manos y se quedó con la colita al aire, lo que provocó aún más las iras del gremio de empleadas domésticas.
Un moto-pizzero detuvo en seco su ciclomotor para disfrutar del espectáculo, provocando el frenazo del taxi que le seguía, el cual fue embestido por una furgoneta grande de Mercadona. "Cronk!!! El piloto de una vespa se distrajo, subió a la acera y fue a estrellarse contra un quiosco de Helados Frigo.
De inmediato se formó un atasco con el consiguiente concierto de claxones, blasfemias, gritos destemplados, insultos contra el gobierno, los recortes, Gallardón, Esperanza Aguirre y todo lo que se menea para escarnio y humillación del pueblo llano.
Las ecuatorianas seguían maldiciendo al sátiro y algunos de los niños empezaban a disfrutar del espectáculo. "Mira que pilila más fea tiene ese señor", le decía Luz Cristina a su amiguito Borja. Cien metros más abajo, los vikingos descontrolados hacían el saludo fascista a los desesperados conductores.
Intentó huír entre los coches atascados y de pronto sintió una mano fuerte que le agarraba del brazo. "Qué, recién salido de la ducha, no?", le preguntó con sorna profesional el munipa.
Sor Auxiliadora se asomó al balcón de la vivienda a la que había acudido para ponerle unas inyecciones a una anciana.
"Qué escándalo es este, Dios mio?!" Y entonces reparó en aquel pobre loquito desnudo que era introducido en un furgón por agentes municipales. "Jesús, qué tontería, pues no me ha parecido por un momento que era el Padre Angulo!..."


    (Dos "bicigrinos" junto a la Catedral de León )



  (Fiesta de Santiago en el albergue de las monjas benedictinas carbajalas. En la foto de la derecha: botas de peregrinos en perfecta alineación )

Abandonó muy temprano el acogedor albergue de las Monjas Carbajalas, como la mayoría de los peregrinos. Avanzó por las calles de León a la luz de las farolas y guiado por las flechitas amarillas que, pintadas en los muros de las casas o sobre las aceras, orientaban a la gran familia peregrina en su búsqueda de Compostela.
Dejando atrás la ciudad y sus luces, se sirvió de la diminuta linterna de bolsillo para localizar las flechitas amarillas y así evitar perderse. Pero ya empezaba a amanecer. El cielo iba variando en diferentes tonalidadades desde un azul oscuro a un azul más mañanero y tranquilizador.
Oyó a sus espaldas el clac-clac de unos cuantos bordones que se aproximaban. Enseguida le adelantaron las chicas y chicos italianos. Una de ellas le dijo en pefecto castellano "Buen Camino!" y él respondió "igualmente" Atravesó el pueblo aún silencioso de Trobajo del Camino. Ya había amanecido. Le adelantó la jovencita nórdica con su cruz a cuestas. La cruz iba "clavada" en la mochila, es decir, introducida la mitad de su madera más larga en el compartimento más grande de la mochila. Debía pesar lo suyo, pero la moza era fortachona y posiblemente le acompañaba la obligación de cumplir alguna promesa. Avanzaba a buen paso y no le saludó al adelantarle.
Llegó a la Virgen del Camino cuando ya llevaba dos horas caminando y aún se encontraba en plena forma, pero la etapa no había hecho más que empezar. Ahora debía elegir entre dos opciones: Un camino rural por Villar de Mazarife o un andadero por la carretera que atravesaba Villandangos del Páramo. Eligió esto último. Un kilómetro más adelante recordó aquella iglesia con cigüeñas y cigoñinos en su torre. Observó las avionetas que evolucionaban sobre el aeródromo de La Virgen del Camino. Encontró un barecillo y desayunó. También le sellaron la credencial.

    (Virgen del Camino y peregrinos pasando por este lugar)

Los siguientes kilómetros fueron más pesados por dos razones: Era su primer día y el sol empezaba a ponerse serio. Pero aún iba a ponerse más pesadita la mañana con la sorpresa que le aguardaba. Oyó pasos a sus espaldas sobre la gravilla del andadero y a los pocos minutos minutos le llegó una voz chirriante:
- Qué calor hace, pijo! - La bruja del pelo amarillento estropajoso, que caminaba a muy buen ritmo, disminuyó su marcha para caminar junto a nuestro hombre - Por este camino no vamos a pillar mucha sombra, pijo!
El respondió con un monosílabo porque no le agradaba tan ridícula compañía, pero ella era una cotorra contumaz y no paró. Sin pretenderlo se enteró de que era murciana, de que la Virgen del escapulario panorámico era la Fuensanta, patrona de Murcia, pero que había otra patrona que era la Virgen de la Arrixaca; que su marido había muerto el siglo pasado y que sus hijos pasaban de ella... Y luego se despachó con diversas reflexiones sobre la crisis económica, los políticos "chorizos", la escasez de agua en Murcia y el trompazo que se pegó el Rey.
- Ese hombre está ya muy torpe para reinar, pijo!
Al llegar a estas alturas ya se había dado cuenta de que "pijo" no era un insulto, sino una exclamación, algo así como "coño!" o "joder!" Debía tratarse de una expresión exclusivamente murciana.
La tortura duró media hora, todo tiene su fin, incluso la vida. La bruja metió la quinta marcha y en cosa de quince minutos su figurilla se empequeñeció a lo lejos. La carretera era toda ella de largas rectas, sin apenas árboles para cobijarse. Le adelantó una troupe de coloristas "bicigrinos" en cuyas camisetas ponía: "Amigos cicloturistas de San Cosme del Prat" Varios caminantes le adelantaron y todos tuvieron a bien dirigirle el saludo clásico: "Buen Camino, peregrino!"



( Entrada a Villandangos del Páramo y fachada de su albergue de peregrinos )

Compró frutos secos, algo de fiambre y agua mineral en una tiendilla a la salida de Villandangos del Páramo. En este pueblo se quedaban la mayoría de los caminantes que habían salido de León, pero él era un bicho todo-terreno y se había propuesto llegar a Hospital de Orbigo. (Unos treinta kilómetros desde León) Hizo un alto para comer y se aplicó la crema antiinflamatoria en las piernas. La sombra que proyectaban los árboles de aquella huerta eran un regalo del cielo en aquellos días de agresivo "ferragosto" o "implacable canícula"
Una hora después llegaba a San Martín del Camino, en donde se despachó bien a gusto un porrón de litro y medio de cerveza con fanta de limón.




( Plano de la etapa que está haciendo Don Angel Luis y una imagen de San Martín del Camino )

Los últimos siete kilómetros hasta Hospital de Orbigo fueron los más duros de la etapa pero también los más refrescantes porque le cayó un buen chaparrón. Tuvo la oportunidad de estrenar el impermeable y disfrutar de la lluvia que ya echaba de menos desde que el verano "asoló" la meseta. Y nada más escampar, sonó el móvil:
- Dónde te metes, papá?, te he llamado varias veces.
- Hija, ya sabes que no en todos los tramos del Camino hay cobertura.
- Todo bien, papá?
- Sí, hija, sí, qué pasa?, te veo rara.
- Ayer preguntó la policía por ti.
- Vaya!... Esto... uno viejo con cara de policía y otro joven con cara de bobo?
- Sí, creo que eran esos.
- No te preocupes, son visitas rutinarias.
- Sí, eso me dijeron, pero...
- Nada, no vuelvas con tus fantasías, hija, que yo no he matado a nadie.
- Ya lo sé, papá, pero esta situación... la policía en casa...
- Nada, bobadas, olvídalo, cuando vuelva hablaré con ellos y les pediré que dejen de molestar.
Al acabar la conversación, supuso que Encarni se había quedado más tranquila.






Entró pletórico en Hospital de Orbigo, satisfecho a tope de su pequeña hazaña caminera. Allí estaba esperándole el "Puente del Paso Honroso", uno de los más bonitos de España, en donde Don Suero de Quiñones retaba lanza en ristre y a lomos de su cabalgadura a todos los caballeros que osaban intentar pasarlo.
Y caminando por el puente, sin la interferencia de Don Suero, enfiló sus pasos hacia el albergue parroquial.

(Continuará)



4 comentarios:

  1. Vaya final "de carrera" del cura pederasta, ¡juas!

    Y usted se está luciendo con el Camino, je je je...
    A ver qué cuenta el jefe a su vuelta; quien sabe, igual encuentra novia y todo.

    ¡Salud y buenos recuerdos!

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  2. Pues es fácil que encuentre novia, siempre sale alguna, yo tuve mis ligues en el Camino.
    Salud, dinero y ligues!

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  3. Juas, juas, juas esa escena podría salir en el Polonia, un programa de humor que hacen aquí en Cataluña.
    Se le ha escapado la murciana a nuestro asesino contumaz

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  4. Sí, tengo referencias de ese programa, aunque no lo he visto nunca, sólo un trocito que pasaron una vez en una cadena nacional.

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