lunes, 20 de agosto de 2012

Encuentros y desencuentros

Un asesino como los demás. (103)

Era su día libre y salió de paseo con Pelayo. Al final se había decantado por su viejo amor, el minero que tanto la quiso y que ahora la quería todavía más, y al que ella quería con todo su corazón, su alma, su sexo o lo que fuese menester, osea, con todo, o al menos así lo suponía. Y el minero ahora era ex minero por amor a la madera, es decir, a la poli.
Le costó muchísimo decírselo al vaquero porque en el fondo le apreciaba y sentía su dolor, pero la cosa es que nunca le amó de verdad. Lo suyo sólo fue un ligue que les vino de maravilla para follar muchos días seguidos. Felisa sabía en su fuero interno que cada vez que se decían "te amo" ambos estaban mintiendo.

   ( Un pausa relajante en el trabajo de Florencio Cabello )

Florencio reaccionó como muchos hombres en su misma situación, no abrió la boca y no quiso que ella siguiese hablando. Típica reacción masculina de amor propio. Otros más bestias la emprenden a golpes. Pero Felisa daba por sentado que al marcharse había llorado. Florencio era un artista y los artistas son de lágrima fácil.
Ya habían transcurrido varios días desde su ruptura con Florencio y la "oficialización" del noviazgo con Pelayo. Hoy se sentía exultante, feliz de poder pasear agarrada del brazo de su asturiano enamorado. Y, además, era su segundo día sin la vieja loca, lo que para ella suponía una liberación. ( Para el Jefe era una falta de profesionalidad de la agente, pero afortunadamente no tomó medidas )
Se besaron varias veces sin interrumpir el paso o haciendo paraditas muy breves. Ella se dejaba toquetear y palmear el culo, y sonreía como una colegiala. Y entonces se percató del error que había cometido: estaban caminando por la calle en la que Florencio hacía su número de vaquero fantástico. Demasiado tarde para variar el rumbo. Florencio les estaba mirando desde su pedestal de personaje estático. Varias personas miraban al vaquero escultural y él permanecía con la mirada fija en su ex pareja y en aquel hijo de puta que se la había robado. Felisa pensó que Florencio estaría pensando que habían ido a provocarle, a reírse de él. Realmente era tan cretino como para suponer que ella fuese tan guarra?... "De cualquier cosa es capaz un hombre despechado", se dijo temerosa.
Florencio les miraba sin parpadear, sin mover un músculo de su cara y de su cuerpo.

 
El ferrari rojo "voló" al pasar por el control rutinario de los guardias civiles de tráfico. Uno de los coches patrulla intentó darle caza, pero el infractor temerario ya había alcanzado el acceso a la autovía y ahora rodaba a 220 por hora desafiando a cualquier perseguidor, a los rádares y al sentido común.
Visto y no visto, abandonó la autovía por la siguiente salida y continuó por una carretera comarcal hasta un descampado en donde se deshizo del ferrari. El descampado no era todo campo, así que estuvo a punto de deshacer la carrocería del super buga contra un árbol, pero sólo destrozó un faro y la parte circundante de chapa, además de reventar la rueda. El cegato volantista ponía toda su atención en las carreras, pero la vista le engañaba en las maniobras simples.
"Qué puta manía la de poner guardias por todas partes!" - se lamentó Rompetechos. Quería haber hecho un mogollón más de kilómetros en aquel ferrari tan chulo, lo que le permitiese la gasofa contenida en el depósito, pero ahora, después de saltarse el control picoleto, estaba en el punto de vista de todos los guardias en 1.000 kilómetros a la redonda. (Y en el caso de no habérselo saltado, estaría en estos momentos viajando esposado en un furgón policial)
Se ajustó bien las gafas de sol, imitación china de las rainbow, las que le servían para mantener el incógnito, pues su careto era más cantoso que el de la Duquesa de Alba, y tras recorrer medio kilómetro a pie se detuvo a examinar los coches aparcados frente a un restaurante de carretera, dispuesto a elegir un modelo a su gusto que le sirviese para continuar el viaje. Y fue entonces cuando descubrió que andaba por allí El Chepa.
- Pero... me cago en la hostia, Rompetechos!
- Me cago en los Borbones, si es El Chepa!

(Continuará)

4 comentarios:

  1. Capitulo doble, seguro que el vaquero saca la pistola y le descerraja dos tiros los amantes.

    ResponderEliminar
  2. A ver si acierta usted, mañana lo sabremos, je, je!

    ResponderEliminar
  3. ¿Y qué quiere que piense Florencio al verles pasar delante suyo acaramelados? Esta también, para policía sirve...

    Rompetechos es la caraba. Resulta extraño que siga vivo a su edad, je je je...
    Bueno, parece que ya ha encontrado un colega para subsistir.

    A ver qué nos cuenta hoy, Don Boni.

    ResponderEliminar
  4. Pues hoy voy con retraso porque he tenido obreros en casa esta mañana, y más días que los voy a tener. Ahora me lanzo con el capítulo de hoy. Que lo disfrute!

    ResponderEliminar