sábado, 4 de agosto de 2012

Don Ambrosio en la jungla de asfalto.

Un asesino como los demás. (90)


     

"Manolín!... Sí, Manolín fue el que me dijo que su abuelo era el asesino de ancianas!... Oh, será verdad o será una fabulación de ese niño terrible?!... Se lo tengo que decir al obispo lo antes posible"
Llamaron a la puerta. Acudió a abrir sin pensárselo y pensando en la imagen perturbadora de Manolín, un diablo renacuajo con todo el erotismo de sus doce años y todas sus malas mañas de niño malo, muy malo, muy malo!...
De haberlo pensado ni se hubiese acercado a la puerta, pues ya sabía él que le dejaban siempre cerrado con llave. Lo recordó precisamente en el instante en que la puerta obedecía a su impulso de abrirla. Sor Auxiliadora se había olvidado de cerrar con llave. Qué gran fallo y qué consecuencias más graves iba a aparejar!
Un matrimonio maduro le miraba con semblantes de aparente cordialidad. Se les quedó mirando sin decir nada, pensando que era muy raro que la monjita se hubiese dejado abierta la puerta de su jaula.
- Buenos días, caballero, ha leído usted la Biblia?
- Hable más alto!
- Que si ha leído la Biblia!
- Por supuesto, soy católico, apostólico y romano, señores! - Afirmó con orgullo y satisfacción el venerable pedófilo, y concluyó: - Toda mi vida la he dedicado al ministerio sacerdotal. En que puedo servirles, hijos mios?
- No, nada, es que... nos hemos equivocado de puerta, señor, usted disculpe - balbució el testigo de Jehová. Y la pareja giró 180 grados sobre sus pasos. La mujer hizo un comentario muy ilustrativo mientras se alejaban: "También es del Barça"
Don Ambrosio aprovechó la coyuntura para dar un paseíto por los alrededores, diez o quince minutillos, lo que tardasen en regresar sus jóvenes carceleros. "No creo que Su Eminencia se enfade porque salga a tomar un poco el aire"
Bajó por las escaleras los dos pisos que le separaban del portal, pues jamás le gustaron los ascensores, y enseguida se vio mezclado con el gentío variopinto que transitaba por las calles de Chamartín. Y entonces cayó en la cuenta de que no llevaba puesta la sotana, cosa que para él era como estar desnudo. Con el miedo metido en el cuerpo intentó localizar el portal... pero se perdió! "Dios mio, y no tengo ni idea del nombre de la calle ni del número del portal!" Tampoco llevaba encima la agenda de teléfonos con los números del obispado y del colegio de los curitas. No llevaba nada. Lo único que tenía era su cuerpo enjuto y sobre él una especie de mono de trabajo con un escudo extraño, algo a lo que Sor Auxiliadora llamaba "chandal" Tampoco llevaba calzoncillo, pues todas sus pertenencias textiles estaban girando en el bombo de la lavadora.
Y de pronto vio la solución a su problema. Sí, ellos le ayudarían, estaba seguro!

(Continuará)

6 comentarios:

  1. Ay, ay, ay... ¿A quien se le ha ocurrido recurrir?

    ¡Hasta el lunes!

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  2. Me dejas con la intriga....y hasta dentro de tres semanas! es lo que tengo previsto estar fuera.
    En fin, a ver como se me da el camino, jejeje

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  3. Pues nada, Don Jesús, le dejé un comentario en JV con un consejillo para el Camino y ahora veo que no lo va a ver hasta dentro de tres semanas.
    Que tenga Buen Camino!... si es que eswta vez se lanza de3 verdad, je, je!

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    1. Sí que lo ha visto, Don Boni, me lo dijo por correo electrónico antes de irse.
      Leyó el suyo y el mío, pero sin darles paso porque estaba muy fresquito debajo de una palmera pero incómodo sin mesa, je je je...

      Ya están publicados.

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  4. Don Ambrosio las va a pasar putísimas, Doña Leona, je, je!

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