viernes, 8 de junio de 2012

Tensión en el parque

   Un asesino como los demás (41)

Don Angel Luis intentó agarrarse a un clavo ardiendo. Llamó la atención de un de los policías que vigilaban con mirada amedrantadora a los viejos retenidos.
- Mire usted, señor agente, uno ya es mayor y..., vamos, que la próstata es traicionera y... necesito imperiosamente ir a orinar.
- Nada de eso, tiene que esperar su turno para que le cacheen. El capitán ha ordenado que no se mueva ni Dios.
Y el agente hostil continuó su ronda.
El plan era bueno, pero la policía no colaboraba. A unos cuarenta metros de su posición en la fila estaba la vieja casucha de los "urinarios públicos", y allí detrás había un estanque con patos y cisnes. La puerta de los urinarios daba al estanque, quedando fuera de la vista del contingente policial. Le bastaría con un par de segundos para extraer el cuchillo de su ropa y lanzarlo a las cristalinas aguas. Tres metros escasos separaban el borde del estanque de la puerta del pequeño meódromo. Una idea tonta le pasó por la cabeza: "Y si le doy a un pato?" Otro pensamiento aberrante dignificó su potencial neuronal: "Jo, la de marranadas que se habrán hecho en esa caseta entre rumanos, moros y jubilatas!"
Ese era el plan, pero... mecachis, aquellos terribles policías eran inmunes al sufrimiento de un anciano con incontinencia urinaria.
   (Urinarios públicos del parque Virgen Santísima del Escorial)

Y fue entonces cuando le vio a él, a él!... Oh, era él en persona!... La gorda y el flaco caminaban en dirección a la fila de carrozones inmovilizados. "Oh, él podría ser mi salvación!... Sí, sí, a lo mejor el policía tonto me resulta providencial!"
Decidió jugarse la última carta. Justo cuando pasaba a su lado, le chistó.
- Chissss... Buenos días, capitán!... porque estoy seguro de que es usted el capitán encargado de este operativo, verdad?... o se dice dispositivo?
Valdeminguilla se hinchó como un palomo en celo, y no era cosa fácil dada su menguada constitución física. Observó que su compañera Calvo se adelantaba unos pasos y que el resto de los policías estaban lo suficientemente distanciados como para no oirle.
- Pues sí, ya le dije que me encargo de la...
- Perdón, mi capitán, se trata de un caso de extrema urgencia. Soy un hombre mayor y no puedo aguantarme el pis. Si usted me lo permite, ya que usted es el que manda, puedo acercarme de una carrerilla a los urinarios y me reincorporo a la fila en pocos minutos.
- Vaya, vaya!... pero dese prisa!

  (Agente Victorio Valdeminguilla en el gimnasio. Cortesía del Departamento de Prensa de la Policía Nacional)


Calvo se percató de la maniobra y no le gustó nada. Instantes después se lo recriminaba.
- No deberías haberle permitido...
- Por favor, Calvo, ese hombre es inocentísimo y se estaba meando. No le recuerdas con sus nietecitos el otro día?
- Pues mira, la vieja esa que sale por la tele dice que el asesino tiene dos nietecitos.
- Esa vieja es una lianta que sólo quiere que la saquen por la tele para hacerse famosa. "Además, el asesino lleva un paraguas del Real Madrid aunque no llueva", pensó con sus escasas luces el sagaz Valdeminguilla.
Veinte minutos después, Don Angel Luis daba negativo en el control de armas blancas. Y los perros adiestrados en olfatear criminales ni se inmutaron, porque estos canes huelen el miedo, pero Don Angel Luis, como buen sicópata, no tenía miedo ni de la política de recortes del PP.
Se dirigió campanudo hacia la salida noroeste del parque. Miró hacia el cielo alertado por el ruído potente de un nmotor.
"Mira qué bien, hasta se han traído un helicóptero!... Oh, qué bello es vivir!"



  (Helicóptero de la Policía visto desde la posición de Don Angel Luis en la puerta noroeste del Parque Virgen Santísima del Escorial)

(Continuará)

4 comentarios:

  1. Menos mal que se ha salvado el asesino

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  2. ¡Ja ja ja! Este episodio me recuerda a uno de 'La conjura de los necios', ¡qué bueno!
    Desde luego, no hay más que "aumentar" la graduación de un pobre diablo para sacar de él lo que quieras.

    Otro dato es muy cierto, los perros huelen el miedo y un psicópata carece de él porque es un ser amoral, sin empatía.

    Don Boni, dése una vuelta por el bar, que hubo fiestorro con karaoke y unas braguitas del Real Madrid al aire del morrazo que se pegó la del pedo impresionante, ¡juas!

    ¡Hasta el lunes con mucho humor!

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  3. Pues sí, el asesino es el que tiene más "razones literarias" para vivir, Señor Periodista.

    Qué empeño tiene usted en que no venga los sábados, Doña Aseret. Ya le comenté hace días que es los domingos cuando no me conecto, el único día que no hay biblioteca.
    Efectivamente, los perros huelen el miedo y atacan a los miedosos.
    Si no voy por el bar hoy, iré el lunes, se me amontonan las cosas por aquí y quiero darme una vuelta también por el debate.
    Hasta el lunes!... Ahora sí.

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  4. Oiga, Don Boni, que ya estoy cansada de tener que cerrar el correo electronico habitual e ir al otro, el de la Guardiana del Espejo, así que vamos a probar si el joio troll que me suplanta no sigue por aquí y nos deja en paz de una puta vez.

    A la que vuelva se lo digo en privado, ¿ok?
    Y vuelvo a ser la Guardiana del Espejo, ainsss...

    [Qué empeño tiene usted en que no venga los sábados, Doña Aseret. Ya le comenté hace días que es los domingos cuando no me conecto, el único día que no hay biblioteca.]

    No señor, es que yo no suelo venir a según qué horas, de ahí despedirme hasta el lunes, pero hoy me encuentro aquí de manera inopinada.
    Igual porque la pilingui del piso de arriba aún no ha venido a hacerme una cara nueva por haberla señalado -sin nombrarla para nada- en el tablón de anuncios de la comunidad como una cochina que sacude diariamente sus sábanas sobre la ropa tendida de los demás vecinos. ¡Juas! Cosas de las comunidades, que a la que te descuidas te puede matar un psicópata de esos.

    Lo de los perros lo sé sobradamente. He dejado a cuadros a muchas personas por acercarme a ellos, considerados agresivos, y que me han lamido las manos dócilmente.
    Una cosa es ser psicópata y otra no tener miedo porque no se tiene y se confía en los animales sin temerles.
    En Andalucía he llegado a acariciar toros en la dehesa. Toros destinados al ruedo, por esto me cisco en los que defienden la "fiesta nacional", pues sé de los amaños que hacen para que cuatro payasos mariquitas se luzcan.

    Ahí abajo le he comentado sobre nuestras lecturas :D

    ¡Salud!

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