sábado, 16 de junio de 2012

Huyendo y cagando.

Un asesino como los demás (Episodio 48)

   Con sumo sigilo fue acercándose a la mochila, mirando a su alrededor desconfiadamente, extremando la precaución por si se trataba de alguna trampa de rateros. Y entonces le llegó el sonido inconfundible de un escape escatológico.
"Prrrrfffssss...!"
Entre los arbustos había un hombre cagando. No le reconoció porque le tapaba la hojarasca. El Profesor Merlíng se había desprendido precipitadamente de la mochila para bajarse los pantalones y evitar ensuciarlos con el resultado asqueroso de su miedo. Ya llevaba un rato largo soltando lastre desde que llegó al lugar. Era la cagada más larga de su vida.
Nuestro asesino divisó allá abajo, a lo lejos, en un claro que se abría en el pinar permitiendo ver una de las curvas de la carretera tercermundista, un coche de la policía nacional que avanzaba lentamente sorteando las curvas. El peligro le hizo reaccionar inmediatamente. Descorrió una de las cremalleras de la mochila y metió en ella el cuchillo. Sus huellas no iban en el arma, por supuesto, Don Angel Luis jamás se precipitaba en quitarse los guantes. Descubrió sorprendido la pipa. "Joder, este tío está armado!"
Fue entonces cuando el caganer se percató de la presencia del intruso.
- Eh, oiga, qué hace usted con mi mochila?!... ladrón!.. hijo de puta!...
Sintió no tener la luger a mano para darle un buen susto. Don Angel Luis empujó la mochila hacia el centro de la calzada para que la viesen bien los policías. Seguidamente se perdió por el pinar. Desconectó el móvil por si en ese preciso instante se le ocurría llamar a su hija y oían la alarma los agentes.
 Ubaldo se limpió a todo correr con unos pañuelillos de papel que siempre llevaba encima, pero era tal su desesperación que no pudo evitar pringarse los dedos y la ropa con la ofensiva mierda. Y al intentar ascender los dos metros que le separaban de la carretera, tropezó con una raiz saliente y fue a caer de bruces sobre unas hortigas.





"Auuuggg...!!
Corrió a ver que le faltaba en la mochila y alucinó al encontrarse un cuchillo. Lo tomó en su mano sin pensar que estaba dejando impresas sus huellas en un arma homicida.
Don Angel Luis resoplaba mientras corría entre los pinares y la maleza tratando de ganar distancia.
"Jesús, qué paliza!..., después de la sesión con la vieja guarra me toca esprintar campo a través, a mi edad... uf!... Bueno, querían un asesino, no?, pues ahí lo tienen. La putada es que ultimamente no gano para cuchillos"
El atribulado Merlíng alzo la vista y vio a dos policías nacionales que se le acercaban. Los agentes Sotillos y Fernández habían aparcado el vehículo policial cincuenta metros más abajo.
- Joder, yo a este tío le conozco, es un famoso.
- Vamos a lo que vamos, Fernández.
Respondió agriamente Sotillos. Y dirigiéndose al famoso le habló con dureza.
- Tendrá que esplicarnos qué hace usted aquí con un cuchillo tan grande en la mano.
- Es que... verá... es que yo... resulta que...
Las siguientes palabras del agente Sotillos, mientras el agente Fernández le ponía las esposas, le helaron el corazón.
- Tiene derecho a guardar silencio, tiene derecho a un abogado de...  Joder, como huele a mierda!
Las órdenes del comisario Lopategui Serranillos eran tajantes: "A cualquier sospechoso en la vía pública se le detiene sin miramientos, que para eso manda el PP"

(Continuará)

6 comentarios:

  1. Un inesperado giro, al adivino le daran garrote vil

    ResponderEliminar
  2. ¿Pero no tenía previsto que fuese Valdeminguilla el caganer? ¡Juas!
    A ver, ahora pillado Ubaldo con el carrito de los helados, mal puede dar su programa televisivo, conque Navacerrada respirará un poco. Sólo un poco porque ya hay una orden para interrogar a Doña Purita y a menos que la tomen por chalada, en su testimonio no reconocerá al vidente.
    Pero las huellas de Ubaldo en el cuchillo y la Luger, más su presencia en el lugar son aplastantes.

    Menuda trama se ha montado usted, menos mal que todavía hay para rato según dijo, porque engancha.

    Aquí son las seis de la tarde y tengo la persiana bajada porque el sol es aplastante. Estoy esperando a que decline para bajar a las Fiestas de Primavera de mi barrio y hacer unas fotos paseando entre las paraditas y las atracciones. Salir ahora sería suicida.

    ¡Buen fin de semana!

    ResponderEliminar
  3. Jo, cuando estaba en Murcia odiaba el "sol aplastante", y ahora leo su comentario y me da envidia. Siempre queremos lo que no tenemos.
    Veo que está usted en todo lo referente al culebrón, je, je!!... Muchas de las interrogantes que plantea se va a despejar estos días, exceptuando aquellas que sirven para la prolongación de la trama, ya que, como usted dice, promete ser larga, más aún: promete ser un culebrón con todas las de la ley. Eso tampoco significa que me recree hasta tal punto que aburra al lector con la parsimonia y los estiramientos de situaciones. Nada más lejos de mi intención porque yo también pretendo divertirme. Por eso esta semana se cierra una secuencia. Es como si dijésemos que el jueves termina un capítulo (ya que a estas ridiculeces diarias ni se les puede considerar capítulos)y entre el viernes y el sábado hay una secuencia-capítulo en dos entregas, culminando el sábado con un "cameo" de lujo. Espero que esta semana se divierta usted más que en todo lo anterior. (Ah, y el futuro del vidente promete ser de lo más movidito)
    Salud y diversión sana!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Al final no bajé porque recibi una visita inesperada. Quería charlar conmigo y claro, no era plan de hacerlo paseando entre la música estridente de las atracciones y el gentío.
      No importa, fue mejor, estuve muy contenta.

      Por supuesto que estoy al día de su narración, ¡faltaria más! Soy buena lectora y usted un escritor ameno.
      Sí, yo llamo capítulo a cada una de sus entradas, pero la definición debería ser episodio, ¿no?

      ¿Un cameo? No se me ocurre quien pueda ser, ¡interesante!
      No me voy a perder nada.

      Por cierto, ya terminé 'La hoguera de las vanidades' y estoy por la mitad de 'Todo un hombre'.
      El final de la primera es inesperado y nada agradable. En fin.

      Que tenga buena semana en todos los aspectos.

      Eliminar
    2. Aún tengo pendiente recomendarle otros libros, pero con "Todo un hombre" todavía le que queda un rato.
      Antiguamente los escritos ponían "trancos" o algo así a los capítulos, no recuerdo muy bien. Los mios quizá fuese mejor llamarlos "cachitos", sin embargo esa medida tan corta me favorece a mi y favorece a los lectores internáuticos, que aquí el que entra es para un ratillo nada más.
      Je, va a ser un "cameo" inesperado en un escenario inesperado. Emoción, emoción!...
      "La hoguera..." la leí dos veces, la escena que más me impactó fue esa en la que muere un hombre en un restaurante de lujo. De "Todo un hombre" hay dos ecenas impactantes, pero no le voy a adelantar nada, por supuesto. La evolución o involución del personaje es lo más destacado del libro.
      Salud abundante!

      Eliminar
  4. El adivino aún tiene que dar mucha guerra, señor director. Y la impunidad de Don Angel Luis seguirá siendo la salsilla de este menú.
    Buen lunes!

    ResponderEliminar