sábado, 3 de marzo de 2012

Palabras sabias

Self-portrait of George Bernard Shaw   (George Bernard Shaw)
 
"La experiencia nos enseña que los hombres nunca aprenden nada por experiencia" (George Bernard Shaw)
 
"Nada significa el bien o la justicia, sino lo que va en interés del grupo más fuerte" (Platón)
 
"Las leyes escritas son como las telas de araña: atrapan a los pobres y débiles, pero las hacen pedazos los ricos y poderosos" (Proverbio escita)
 
 
Platón   (Platón)
 
 
Sabias palabras escritas hace mucho tiempo. Leemos con admiración lo escrito por los antiguos, pero no nos sirve para mejorar. La frase de Bernard Shaw es rotunda, preferimos seguir tropezando con las mismas piedras. Lo que dice Platón es una verdad incuestionable: el bien y la justicia son el bien y la justicia de los que calzan las botas que nos pisan a los que estamos debajo. El proverbio escita viene a decir lo mismo que la frase de Platón: los ricos y poderosos tienen la sartén por el mango, y con la sartén o la estaca gorda nos golpean.
Hoy como ayer; ayer como antes de ayer; mañana "Dios dirá", pero casi que va a ser más de lo mismo.
 
 
 
Barbarie cotidiana
 
La niña tenía ocho años y el niño cinco. La anciana era una mujer de casi sesenta años y aspecto cadavérico. A tal edad la gente ya es muy anciana en esas tierras de hambre y guerras infinitas.
Dirigieron sus miradas, petrificados por el horror, a los hombres que acababan de presentarse en su choza: cuatro fornidos y bien alimentados soldados. Los intrusos les obligaron a salir de la infrahumana vivienda y enseguida empezó el horror.
Descargaron una rafaga de kalashnikov sobre el cuerpo diminuto del niño de cinco años, que al instante se convirtió en un guiñapo sanguinolento. Otro soldado violó a la niña y la mordió en la cara. También murió enseguida. Los débiles lamentos de la anciana fueron silenciados con un rápido machetazo, que la separó la cabeza del tronco haciendo que rodase hasta un charco de orines pestilentos. (Dos raquíticos cerdos habían huído al barruntar la llegada de los invasores)
Finalmente prendieron fuego a la choza y se alejaron entre risotadas y tragos continuos de whisky. Uno de ellos entonó la letrilla de una canción patriótica. No hubo botín porque aquellos desgraciados no tenían nada, sólo sus vidas.
Es horroroso, ya lo sé, pero forma parte de la vida diaria en demasiados lugares de este mundo. Es algo tan cotidiano como las aglomeraciones de tráfico o las imbecilidades televisivas en Occidente.
 
 

2 comentarios:

  1. Y encima desde su punto de vista...actuaron bien y con justicia

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  2. Yo no sé si piensan eso o no piensan en nada porque tienen los cerebros bloqueados.
    Buen día!

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