miércoles, 16 de mayo de 2012

A y B



A


Un equipo de veinte personas trabajando cuatro meses en dedicación exclusiva y un presupuesto de 200.000 euros. Tal empeño ha servido para conseguir una Isabel de Inglaterra igualita a la de verdad. Esto se ha hecho en el Museo de Cera Madame Tussaud de Londres.





B

Paredes y techos de cartones, conexiones eléctricas clandestinas, pozos para hacer las necesidades, suciedad por doquier...
En Latinoamérica hay 59 millones de chabolistas.



Un asesino como los demás (Capítulo 32)

El agente Valdeminguilla patrullaba de paisano y a pie en compañía de la agente Calvo (Felisa Calvo) El comisario Luciano Lopategui había decido distanciarle del Jefe Superior dado que sus muchas torpezas le sacaban de quicio al gran mandamás. Y como ya no colaba lo de amenazar con un destino en el País Vasco, se limitó a advertirle que pusiese atención en el trabajo o se vería obligado a suspenderle de empleo y sueldo por una larga temporada. Y para que estuviese siempre controlado, le puso bajo la tutela de la eficiente Calvo, una buena policía aunque algo sobrada de kilos.
La misión de ese día era vigilar los aledaños del colegio público "Comandante Che Guevara" (El PP pretendía que recuperase su antiguo nombre de "General Mola") para evitar que los camellos del menudeo de droga se acercasen a los niños.
Esa mañana le tocó a Don Angel Luis llevar a sus nietecitos al cole. Los modositos Manolín y Encarnita venían de la mano de su abuelo tan contentos, e iban a cruzarse con Calvo y Valdeminguilla cuando a nuestro héroe singular se le ocurrió tener una gentileza para con los agentes que a su vez fuese didáctica para los niños.
"Fijaros, estos señores son policías de verdad, de los que se encargan de protegernos de los malos"
Valdeminguilla se hinchó como un pavo real y Calvo forzó una sonrisa de circunstancias. Pero a Manolín, que era un niño muy listo, le costaba hacerse a la idea de que aquella tía tan gorda y aquel tío tan flaco fuesen policías de verdad. Encarnita, más ingenua y fantasiosa, comenzó a bombardear a Calvo con preguntas tópicas infantiles: "Has matado a muchos malos?", "Te lo pasas bien en las persecuciones?", "Te gusta Harry el Sucio?"...
Valdeminguilla, aprovechando que Calvo estaba distraída con los pequeños, aprovechó para deslizar una de sus patosidades clásicas. Se acercó más al abuelo y le habló en un susurro:
- Mi compañera sólo es una agente uniformada, pero yo trabajo de incógnito en el operativo para atrapar al asesino de ancianas, y estamos avanzando mucho en el caso, créame usted.
- Caramba, qué interesante!... - repuso sorprendido Don Angel Luis, y muy gratamente sorprendido de que en La Pasma pudiese haber sujetos tan estúpidos. Pero la capacidad de sorprender de Valdeminguilla no tenía límite:
- Y esos arañazos en la cara?... Je, je!, alguna aventurilla con una gatita ardiente, no?... je, je, je!
- Je, je, je!... - le siguió la corriente Don Angel Luis - Sí, una aventurilla muy emocionante, se lo aseguro. "Y a mi que la cara de este imbécil me suena de algo"
- Venga, vámonos Valdeminguilla! - gruñó Calvo, harta ya de los niños.
Camino de casa, Don Angel Luis recordó en dónde había visto aquella cara.
"Claro, este tío es la puta escuchimizada que me provocaba en el parque el día aquel en el que me dio el achuchón" (Ver capítulos 11 y 13)

Una persona estaba obsesionada con el asesino anónimo. En la mente de aquella mujer se asociaban varios momentos vividos. Por fin caía en la cuenta!... "El hombre huyó de su casa cuando le mostró la pulsera anti-violadores; el hombre la rehuyó en la calle: los arañazos en la cara..." Doña Purita se hizo el firme proprósito de acudir a la policía esa misma mañana.

Don Angel Luis dejó a las criaturas en el colegio y camino despacito hacia su domicilio. La Primavera se mostraba con todo su esplendor en parques y jardines. Para esa noche tenía un bonito plan sin salir de casa: Por la tele echaban Psicosis, una de sus películas favoritas.

8 comentarios:

  1. Estas seguro que este don Angel no trabajaba en Bankia, despues de robar a las viejas remata la faena.

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  2. Coñe, la Queen esa parece Cenicienta en el baile, pero con una máscara de miedo.
    Las chabolas siempre existirán en cualquier parte del mundo. He dicho tropecientas veces que si no se termina con la pobreza es porque no interesa.

    ¡Joder!, Valdeminguilla es tán imbécil como el gilipollas al que llamé así, ¡juas!

    Vaya, veremos si Doña Purita sufre un infarto o un atropello, o se la zampa una planta de su balcón que no sabía que era carnívora... Porque no creo que consiga su objetivo ;D

    Respecto a mi época de chica soldado, si su paso por Murciapolis empezó en 2003, pues no, yo ya me había ido hacía mucho :)
    Hay más anécdotas, que yo no paraba nunca, pero no quiero ser pesada.

    ¡Buen jueves!

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  3. No, señor director, "mi" asesino es más modesto. Algún día sabremos a que se dedicaba antes de jubilarse.

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  4. No es usted pesada, todo lo contrario, me entretienen y me enriquecen sus anécdotas, me sirven para compararlas con mis experiencias y hacerme un "archivo mental" más grande como buen contador de historietas. Le aseguro que leo todo lo que me escribe. Otra cosa son las respuestas; dado el escaso tiempo con el que cuento en Internet, tengo que recurrir a la síntesis, y no crea que no me jode, pues gustaría explayarme, pero sintetizando es la única forma que tengo de atenderlo todo: blog, facebook, correo electrónico, prensa digital...

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    1. Lástima que hoy no me he conectado hasta la tarde y usted sólo puede participar durante las mañanas, ya que hoy tenía usted recreo, je je je...
      Bueno, pues le contaré otra anécdota en Murciapolis.

      Resulta que mi señora madre estaba convencida de que yo era poco menos que una acelga hervida, seguramente porque era educada y nunca le levanté la voz, acatando la autoridad de la fuerza mayor que, como sabe, no tiene remedio.

      Pero... Hay otros medios para burlar esta imposición, y yo los usaba, je je je... Ya sabe que vale más maña que fuerza y mientras mi progenitora me consideraba una tierna florecilla del prado, yo iba haciendo lo mío, la vida normal de cualquier joven de mi edad.

      En nuestra incursión a Murciapolis nos acompañó un dragón muy parecido a Rita Barberà, madre de la gilipollas de la capitana y cuando regresamos a Barcelona... ¡uf!
      Mi señora madre me soltó un discurso que ni Ermesenda de Carcasona.

      Resulta que le había confiado al dragón su tierna florecilla para que la regase y cuidase amorosamente y al volver, el dragón le soltó: "Señora, su hija sabe más que yo", ¡juas juas juas!
      Le aseguro que tuve que hacer esfuerzos para reprimir la risa cuando mi madre me lo dijo.

      Luego vino el rollo patatero de lo falso, que me había ido con soldados, cuando no me moví de al lado del autocar y si bajé fue porque conocía a uno de ellos de mi barrio.

      Pero lo gordo fue con lo sucedido en el Colegio Mayor, pues las chicas soldado de Barcelona no éramos las únicas participantes en aquellas fiestas de Murciapolis, había otro grupo de majorettes francés, 'Violet Toulosiane', con su propia banda de música.
      El colegio tenía un servicio de bar y salón, donde nos reuníamos por las noches, así que aprovechando mis conociemientos de francés, entablé conversación con ellos.
      Esto fue demasiado para el dragón que, como no se enteraba de nada, creyó ver mil inconveniencias de la tierna florecilla cuyo cuidado le había sido encomendado.
      Eso sí, nunca se dirigió a mí. Simplemente me vigilaba para después emitir su informe.

      Y... Como mi señora madre era bastante lerda -con todo respeto, pero las cosas hay que decirlas como son-, me dijo que me iban a expulsar por mi comportamiento.
      Mi vieja no contaba con que nunca me rindo ante nada, así que ante sus palabras envié una carta al director de las Majorettes de Barcelona explícando punto por punto lo sucedido en Murciapolis.

      ¡Patachof! Se la cargó ella porque era falso y el Sr. Carrera le pidió explicaciones por haberme engañado involucrándole a él en sus manipulaciones.

      Por esto nunca callo, Don Boni.

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  5. No hay como saber idiomas. Resulta curioso que su madre la pusiese una "carabina" en una excursión festivo-soldadesca en la que lo que más abundaba era el género femenino, pero las madres de antes... eran como la madre de la Pantoja, je, je!

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    1. Saber idiomas es estupendo, no lo dude.
      Bueno, mi madre pensaba simplemente que yo era tonta. La pobre vieja era así, nunca llegó a enterarse de nada, convencida de su opinión, cuando miles de veces demostré que era muchísimo más inteligente que cualquier miembro de la familia al haber presidido una asociación durante siete años, formado mi propio grupo de majorettes y un par de negocios.

      Efectivamente, se comportaba como la madre de la Pantoja, aunque no me acompañaba en las actuaciones -demasiado pesado...-, pero sí se me pegó en los negocios, ainsss...
      Era un coñazo tenerla cada tarde en el taller de bordados porque yo tenía que trabajar y ella venía en plan de "campo y playa", ¡argggg!
      Una vez al mes, por ejemplo, o una vez a la semana, estaría bien, pero cada día era insufrible, no me dejaba trabajar.
      Supongo que debía pensar que el negocio funcionaba solo por ser yo la dueña, sin tener en cuenta que yo era quien más trabajaba, no sólo haciendo los trabajos más delicados y especializados,sino controlando y corrigiendo los que adjudicaba a los trabajadores.

      Y uso el genérico "trabajadores" porque tanto eran mujeres como hombres. Y no todos gay, por cierto. Uno sí lo era. Ningún problema, era un tío muy simpático con el que charlaba habitualmente, pero otros no y aún así, bordaban, así que considerar gays a quienes bordan maravillosas telas con las que luego se confeccionarán trajes de noche y de novia es de risa.

      Ya sé que no es su caso, Don Boni, pero se lo suelto para que me cooozcaaa mejoooor... ¡Juas juas!

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  6. Está el gay auténtico y el que obedece a estereotipos, muchos de los cuales han sido creados por el cine del franquismo y la Iglesia.
    Madre no hay más que una!

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