jueves, 2 de febrero de 2012

Psícopatas de película.

Hannibal Lecter - hannibal-lecter photo




Los piratas sólo caen simpáticos en el cine. Bueno, en el cine nos cae bien hasta un malnacido como Hannibal Lecter. Seguro que todos los espectadores de las salas de cine se ponen de su parte cuando se carga al par de guardianes gilipollas que lo están vigilando. Basta con que a los guardianes nos los muestren estúpidos y ofensivos con el psicópata para que nos alegren sus muertes. Y no sólo los mata, sino que hace una carnicería con ellos.
El cine manipula muy bien. Por eso Franco, que era un lerdo pero estaba muy bien asesorado, hizo de prota en una película: "Franco, ese hombre" Un coñazo de película. La vi cuando yo era un aolescente, en mi pueblo, y recuerdo el chascarrillo que corría de boca en boca: "la única película en la que el malo no muere" Eso era en el cine de antes, por supuesto. Ahora hay muchos villanos que no mueren. El propio Hannibal Lecter no muere.
Franco era tan psicópata como Hannibal Lecter, pero menos carismático. Leo esto en un excelente reportaje de Luis Miguel Ariza en El País Semanal: "... No tiene necesariamente que matar (se refiere al psícopata) Puede ser alguien deleznable que explota a los trabajadores, desleal con sus amigos, que arruina la vida emocional de la gente que le rodea. Y, por supuesto, puede llegar a convertirse en un violador o en un asesino en serie"
Franco sí llegó a matar, y mucho, muchísimo. Empezó matando a sangre fría a un legionario porque no quería comerse las lentejas. Sin duda una puta mierda de lentejas. Luego les dio carta blanca para asesinar a todos los borrachos y energúmenos a sus órdenes, empezando por Queipo de Llano. Falangistas, legionarios, moros, requetés, militares salvapatrias, civiles fanáticos..., todos disparando, todos torturando... Padres putativos de los "Manos Limpias" y los peperos del sector "anti-rojos", como el Molto Honorable Chorizo Francisco Camps.
Y el "Glorioso Caudillo" concluyó "su obra" en la posguerra asesinando a sangre fría a 114.000 presos políticos.
Al lado de este grandísimo hijo de puta, Hannibal Lecter es un santito.

10 comentarios:

  1. Desgraciadamente Franco no era un sicopata. Sino que la gente en aquella época se matava por nada. Las cunetas están llenas de victimas de franquitos locales.

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  2. Si se sabe bien manipular una historia y según nos la presenten se siente pena y simpatia por el protagonista tal como explica con Anibal Lefter. Es un buen ejemplo para aplicar a la vida real.
    Franco caía bien a muchos y aún escucho decir que hacía falta otro clonado y se acababa la tontería. Seguro que en sus tiempos no había corrupción ni nada y muchas mas cosas, lo unico que los salvaba es su amigismo con el regimen y el dictador, y quien abría la boca al hoyo. Ordeno y mando mato te jodes traga o pasa por el aro. El dictador creía que la letra con sangre entra. Cuando acudiera a cofensarse me hubiera gustado saber si se acusaria de haber mandado matar alguien. Igual si padre me acuso de haber matado a un soldado que no quería comer lentejas.
    Hijo yo te asbuelvo porque los daños colaterales no son pecado.
    Hannibal un santo a su lado tiene toda la razón.

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  3. Disiento de su opinión, señor director, pero la personalidad de este nefasto individuo ha sido largamente analizada y los resultados no le son nada favorables. "Paquito" o "El Comandantín" arrastraba un gran trauma desde su infancia por haberse criado bajo las faldas de una madre ultracatólica y esposa dominanta que odiaba a su marido, un borrachín y vividor. Y "Paquito" se "refugió" en el Ejercito para ser alguien, pues como civil, dada su nula personalidad, era una piltrafilla. Conocí a un cabo primero en la mili que tenía esta misma forma de ser, era un hijo de puta tratando a los soldados, y nos enteramos que en su pueblo le pegaban los chicos mayores.
    Tiene usted razón al decir que en la guerra se mataba mucho, y muchos eran los psicopatas al servicio de la "salvación de España", pero esta rata uniformada se cargó a sangre fría a 114.000 personas en la posguerra. Ya no estábamos en guerra y esa gente nada podía hacer contra él.

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  4. En tiempos de Franco había tanta corrupción como ahora o más, Doña Anita. En muchos casos se hacía de forma solapada y el tirano consentía. Otros salieron a la luz y ahí están las hemerotecas para recordarnoslo.
    Voyme veloz, que empieza la clase!
    Besos!

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  5. Cuando decía que en sus tiempos no había corrupción ni nada tenía que haber separado la frase o encaminarla de otra manera porque mi idea era que sonara a coña porque si creo que la había pero como todos eran amigos el tiparraco uni-huevo consentia y tapaba.
    Besos artisiticos

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  6. Sí, sí está claro lo que usted escribe. Sólo he pretendido matizar. La primera corrupta era Doña Carmen Collares, que saqueaba las joyerías.
    Besos!

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  7. Don Bonifacio (como en entrañable caco del Pulgarcito) un saludo.

    Así es, los complejazos no superados de Paca la culona, que era incapaz de participar de las recias francachelas de sus compañeros de armas, y que no sólo se cargó al legionario melindroso de las lentejas sino que según leí en alguna de sus biografías, pasando revista en Marruecos a la tropa, se sintió tan corrido y acomplejado por la estampa gallarda y varonil de unos de los legionarios de la formación que, alegando cualquier pueril defecto en su uniformidad, lo mandó también fusilar. Ese era nuestro Franquito: Un excelente hijo de la gran puta que no dudó en afirmar de que se cargaría a la mitad de los españoles si fuera preciso para que España, tal como también afirmó, fuera su cuartel, y él su capitán.

    ¿Hannibal Lecter?... una ursulina a su lado.

    A big hug in british adventure. Y si no se dice así, pues ya me entiende...

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  8. A mi siempre me subyugó el personaje de Annibal Lecter. Un tipo realmente atractivo e inteligente, si obviamos el pequeño detalle de que se comía a sus víctimas. No obstante, no olvidemos que sus víctimas solían ser gente bastante deleznable y prescindible. También es verdad que el Hopkins es tremendamente atractivo y eso se agradece (no te digo lo que me gusta ese tipo, madrecitademivida). Franco, en cambio, era ese ser deleznable al que Lecter se habría zampado de un bocado. Un ser despreciable y acomplejado, poco inteligente pero astuto, capaz de asesinar sin pestañear. Un tipo repugnante, como tantos otros ha habido en la historia. A Franco, por mucho que lo interpretarse un actor seductor, no le admiraríamos nadie, excepto esos acomplejados y menguados de mente que aún añoran al enano cabrón. La verdad, prefiero ser devorada por Lecter

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  9. Don Alfonso!... Dichosos los ojos internáuticos que le vuelven a ver!... Cómo va esa vida?... A ver si mañana me paso por su blog, que ahora tengo ya programada la horita de internet gratuito de la biblioteca y después me voy a clase. Un fuerte abrazo!

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  10. Me quedo con la idea para un relato: Franco sale de la tumba, se encuentra con Hannibal Lecter y este se lo merienda de un bocado, ja, ja!... Genial, Doña Salus!

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