sábado, 25 de febrero de 2012

No es lo mismo

Los submarinos no son amarillos ni las panteras rosas. Los ratones no son tan simpáticos como Mickey Mouse. Los malos no siempre son derrotados como en las películas. Peor aún: en la vida real tienen poder y muchos seguidores. Las abejas no son tan modositas como Maya. La policía no siempre proteje a los buenos. La Iglesia no sirve para que nos acerquemos a ningún dios, sino para que nos alejemos de sus odiosos representantes. Los elefantes no viven felices como Dumbo, son masacrados por los traficantes de marfil. No es lo mismo vivir en Mónaco que en Caracas o en Ciudad Juarez. Los ricos también lloran pero no por hambre. Los "momentos Nescafé" duran muy poco. Carpanta ya no es el único que sueña con un pollo asado. No es lo mismo disfrutar de la comida basura que sufrir buscando comida en la basura, aunque quizá se encuentre comida en la basura más sana que la comida basura. Ni todos los cumpleaños son felices ni todos los cumpleañeros infelices lo reconocen. El amor es química y el odio un sentimiento profundo. Los años pasan más rápidos cuando el espíritu está más sosegado y deseamos vivir sin pisas. No es lo mismo ver una tragedia en el telediario que en el propio lugar de los hechos. Los submarinos no son rosas ni las panteras amarillas. Los Reyes Magos, Santa Claus y el ratoncito Pérez no quieren saber nada de los niños pobres y esclavos del Tercer Mundo. Los cadáveres aliniados en el patio de una cárcel o desperdigados por las calles tras el fuego de los francotiradores, nunca se convertirán en zombis terroríficos que busquen venganza. No es lo mismo ver dibujos de Bugs Buny que comer conejo a la brasa. Los dibujos animados son elásticos e irrompibles. Los humanos nos rompemos las costillas, las piernas, la nariz, la cabeza... Mientras escribo esta línea están torturando a unas cuantas personas en el mundo, incluídos niños y mujeres. El oso Yogui es más listo que los osos maltratados de los circos. No existen la lámpara maravillosa ni las grandes superficies comerciales en Etiopía, Eritrea, Sudán... Marcelino pan y vino no fue sodomizado por los curas porque era un niño encantador del franquismo, un dibu como Burn Simpson, amarillo y rosa.

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