miércoles, 15 de febrero de 2012

Hablando de muertos y caballos

Foto     Whitney Houston se ha ido con la música a otra parte, como Amy Winehouse, como Michael Jackson, como todo dios. Aunque, pensándolo bien, su música se queda aquí con nosotros. Está grabada.

Hay muertos y muertas que dejan su impronta por los siglos de los siglos. Ahí tenemos a Margaret Thatcher, "reencarnada" en Maryl Streep, o a Francisco Franco, glorificado en la Tierra por obra y gracia de los franquistas rabiosos.

Amancio Ortega, el de las tiendas, le ha regalado a su hija un hipódromo. Me parece muy bien porque no va a andar la pobre chica con el caballo entre el tráfico rodado, que se lo puede matar un coche. Pero a mi me ha creado un problema de conciencia: Con qué cara le digo a mi hija que no la puedo comprar un hipódromo?... Me haré el tonto y la diré que vaya aprendiendo a montar a caballo y a lo mejor un día... quién sabe!















(Martita Ortega y su amiguita Carlota, la hija de Carolina de Mónaco. Les suena?)



Los peperos también quieren glorificar a Fraga Iribarne, el caballo loco del franquismo. Tenía ese sujeto acaso el talento de Stve Jobs, de Whitney Houston, de Leo Messi...?



Los caballos negros son,
las herraduras son negras.
Tienen, por eso no lloran,
de plomo las calaveras.

Es un fragmento del Romance de la Guardia Civil, de García Lorca. Aquellos guardias montaban a caballo y sembraban el pánico por doquier. Hoy los guardias civiles se han humanizado bastante y ya no patrullan a caballo.

El caballo era el vehículo por antonomasia (qué bonita palabra!) de nuestros antepasados. En la primera guerra mundial "combatieron" ocho millones de caballos. No nos dicen cuántos murieron, pero también se contarán por millones. Y no existe ningún monumento al caballo-soldado desconocido.

El bwana de Manos Limpias aparece en todas las estatuas (que por ahí queda alguna porque no se ha muerto del todo, cosa obvia) montado en un brioso corcel. A los enanos les hace más altos el caballo. No quiso que le hicieran ninguna estatua desfilando bajo palio porque así no se puede presumir de cojones. Los que tienen cojones pequeñitos presumen de los cojones de su caballo.

Martita Ortega, Carlota de Mónaco y Athina Onassis se lo pasan pipa montando a caballito. Ellas no presumen de cojones, no son tan ordinarias como Rita Barberá o Esperanza Aguirre, pero disfrutan de los millones y millones de sus papás. La hija de Aznar montará en un poni, digo yo. El hipódromo de Martita Ortega ha costado once mil millones de eurillos.

Estas niñas sí tienen en donde caerse muertas, qué duda cabe. Pero sin prisas, que la vida es para disfrutarla y ellas son jóvenes y bellas como las estrellas. (Las de Hollywood, of course)





 ("Caballo Loco", 1.849-1.877)

4 comentarios:

  1. Spielberg le acaba de hacer un monumento a esos caballos de la guerra.
    En todo caso que la chica de Amancio se entretenga con los caballos, no me parece mal...a ver si se lia con el mozo de cuadras al mas puro estilo Cumbres Borrascosas

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  2. No me cuente estas cosas que me da mucha rabia.
    Se meta el hipodromo y los caballos por el bujero el culo la niña el padre y sus amigas ricas. El gobierno recortando a los ciudadanitos de a pie y otros regalando hipodromos que injusta es la vida.

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  3. Todo cabe esperar, señor director. El amor es ciego!

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  4. La desigualdad social es una evidencia secular, Doña Anita, pero en esta época de crisis galopante e hijoputecas jode más.
    Feliz jueves!

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