martes, 3 de enero de 2012

Un cadáver enojado

Intentó hablar con el cadáver pero este no atendió a su requerimiento. De todos es sabido que los cadáveres son muy suyos, si se empeñan en no soltar prenda no hay quien les saque una sílaba. Pero aquel hombre era muy tozudo e insistió:
- Oiga, oiga..., que le estoy hablando a usted!
Finalmente el cadáver le miró, atusose el bigote y respondió altanero:
- Qué coño le pasa, individuo?, no ve que estoy muerto?...
- Pues eso me temía, porque desprende usted un olor pestilente. Se ve que está en fase de descomposición.
- Joder, pues mayor razón para no molestarme. Es usted un puto profanador!... Acaso se aburre en su casa y no tiene otra cosa que hacer que venir a tocarnos los cojones a lo cadáveres?!... Si lo sé pido que me incineren, hostias!
- Disculpe si le he molestado, no era mi intención.
- Necrófilo, más que necrefólilo!
- Jo, qué carácter!... Ya, ya me voy. Que descanse en paz.
- Pues de eso se trata, coño!

4 comentarios:

  1. Me recuerda al malogrado ZP.
    A nadie le gusta le molesten cuando duerme placidamente si es que tenemos una manía de meter las narices en cualquier lado y luego pasa lo que pasa. Besos despiertos

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  2. jejeje, ni muertos nos dejarán en paz, que lo sepas. Sobre todo si te entirran con el movil que sea apagado o sin bateria.

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  3. Así, Doña Anita, tampoco se respetan los derechos humanos de los durmientes.

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  4. Pues ahora que lo dice, Don Jesús, uno de los efectos más macabros de un accidente, terremoto, etc., es la sinfonía de alarmas de móviles de los difuntos.
    Abrazos!

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